Correr embarazada, la hazaña de Alysia Montaño

Durante sus dos embarazos, la atleta olímpica Alysia Montaño compitió en las ligas mayores del atletismo estadounidense. Derribar mitos y empoderar a las mujeres motivaron tan tierna y singular epopeya

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La atleta olímpica Alysia Montaño no suele correr sola. Su pequeño bebé, aún sin nombre y rostro conocido, le sigue el paso tan cerca y tan íntimamente que el público en las butacas ovaciona a ambos.

Ya han recorrido 400 metros, la mitad de la carrera, pero Montaño y su barriguita llevan un paso aguerrido. Nada detiene a este dúo, sobre todo cuando en la gradas suenan palmas y la adrenalina del amor aniquila cualquier ansia de victoria.

Alysia no va a ganar, pero qué importa, ella siente algo parecido a sus pataditas y ya eso es como colgarse el oro. Por eso, mientras devora la pista y ve a sus rivales una a una cruzar la meta, ella solo le sonríe al viento.

Sí, tierna, como solo una madre podría hacerlo.

Especialista en los 800 metros lisos, siete veces campeona de los EE.UU. y representante de su país en los Juegos Olímpicos de Londres (2012), desde hace tiempo Alysia no llama la atención precisamente por su velocidad.

Se le ha hecho tradición correr embarazada. A sus 32 años se ha olvidado de cazar récords y se ha impuesto alcanzar otro tipo de marcas: empoderar a la mujer y demostrar que hacer deporte en periodo de gestación no tiene nada de malo.

“Se estigmatiza a las mujeres embarazadas que hacen ejercicio. La palabra es ignorancia. Es bueno tanto para la madre como para el bebé”, proclamó Montaño en su perfil de Instagram.

Con su característico cabello –adornado con flores coloridas– y un top con un dibujo de la Mujer Maravilla, Montaño tiene como objetivo convertirse en un referente mundial y servir de inspiración a su género.

“Me veo como un símbolo de las mujeres, de las mujeres negras y de las mujeres embarazadas. Además, cuando me di cuenta que Gal Gadot filmó la mitad de la Mujer Maravilla encinta supe que podía hacerlo yo también”, comentó a Marca después de la competencia.

Un Instagram que destila orgullo familiar, decenas de fotos de sus bebés ya grandecitos y mensajes motivacionales cada tres o cuatro días, delatan el alma de una chica que desde hace rato decidió concebir y vivir el deporte desde otro ángulo.

El atletismo, para esta medallista del mundial de Moscú 2013, es ahora un arma poderosa para informar, promover sanos hábitos de salud y conmover corazones.

“Gracias por ser una inspiración para mí y para todas las otras mujeres a las que impactas. Tu actitud positiva es muy refrescante”, reza uno de los miles de mensajes que recibe Montaño en sus redes sociales.

Más de 53.000 seguidores en Instagram, decenas de apariciones en revistas e imagen de varias marcas, han vuelto a Montaño más que que popular.

Ella es para la publicidad la imagen perfecta de la super mamá. El equilibrio femenino en todo su esplendor.

“Ser una mamá y atleta requiere creatividad y esfuerzo. Para que mi equilibrio funcione necesito asegurarme de que mis hijos se sientan bien”, menciona Montaño en un post, mientras se muestra en un video atendiendo con esmero al más chiquito de sus retoños.

Luego se va a entrenar. Como todos los días.

Meta de dos

La última carrera que Montaño corrió encinta fue en marzo del 2017, en una soleada y calienta pista de Sacramento, California.

Había una temperatura de 43°. No importó.

Escuchó el pitazo de salida sabiendo que iba a ser el centro de atención y que su bebé Aster, que en aquel entonces tenía cinco meses de gestación, iba a cambiar un poquito el mundo. Terminó los 800 metros en 2 minutos y 32 segundos y, aunque llegó de último en la largada, eso fue lo de menos.

Fotógrafos, medios web y televisoras locales se volcaron a inmortalizar la singular carrera de Alysa, que en realidad no fue otra cosa que una reedición de su historia como la mamá atleta –barriga incluida–, más conocida del mundo. Es que no, no era la primera vez que corría así.

En el 2012, con 26 años, la joven afroamericana defendía a su país en los Juegos Olímpicos de Londres. Allí, en la competencia deportiva de más alto nivel del mundo, Alysia destacaba por saltar la pista con una brillante alianza en su dedo. Ya era la esposa de Louis Montaño, un joven caucásico con quien se había casado un año antes.

¿Planes de tener hijos pronto? Quién sabe, pues para una atleta olímpica ser madre podría ser un lujo.

Lo cierto es que en el 2013 la prueba de sangre fue irrefutable. Alysia esperaba a su primera hija: Linnéa Dori.

La amó desde el primer instante y, aún con grandes temores, Alysia tuvo claro que su vida como atleta no tenía porqué terminar. Consultó a su médico y el galeno la animó a correr después de la semana 34 de su embarazo.

“Eso eliminó cualquier temor sobre lo que el mundo pudiera pensar”, dijo Alysia en aquel entonces.

“Investigué el tema y más bien descubrí que hacerlo es mucho mejor para la madre y el bebé”, añadió.

Con esa seguridad y certeza en su corazón, en junio del 2014 Alysia sorprendió al mundo protagonizando una carrera con ocho meses de embarazo, nada más y nada menos que en la USA Track & Field (USATF), el ente rector del atletismo mayor estadounidense.

Nunca lo olvidará. Las gradas de pie le inyectaron las fuerzas necesarias para cruzar la meta a tan solo un mes de dar a luz.

“Me sentí tan apoyada. No quería que me juzgaran ni que dijeran nada malo sobre mí. Solo quería hacer lo que mi corazón deseaba hacer”, expresó Montaño.

Pasaron pocos días, llegaron los contracciones y al fin nació Linnéa Dori, una niña sana y normal. Alysia había ganado la apuesta.

Todo salió perfecto y hasta la ciencia terminó respaldando su insólita y algo criticada determinación.

Según un estudio publicado por la revista británica Deporte y Medicina (BJSM), en el 2016, no existe ningún indicio que hacer deporte durante el embarazo dañe a la madre o al feto.

“Sólo hay unos pocos estudios sobre el embarazo en atletas de élite o entre quienes hacen mucho ejercicio, pero parece que muchas continúan ejercitándose durante este período y no les afecta de forma negativa”, señaló a la BBC la profesora Kari Bo, de la Escuela Noruega para las Ciencias del Deporte.

El caso Montaño derribó infinidad de creencias en Estados Unidos, motivó todo un movimiento para que las embazaradas hicieran más ejercicio.

Volver al ruedo

Pero romper esquemas y llegar hasta el final con Linnéa Dori no fue todo para Alysia. Demostrar que su vida como atleta no había acabado después de ser madre fue su próximo reto.

Por eso, tan solo un año después, Alysia se puso las tenis y se impuso de nuevo en la competencia de los 800 metros planos. Se clasificó así al Mundial de Beijing, en el 2015, y aunque no logró presea demostró que estaba lejos de estar acabada.

Y si todo salió bien con Linnéa Dori, ¿porqué no volver a correr encinta?

Nada lo impedía. Así fue como Alysia también corrió con su hijo Aster en sus entrañas, continuando su lucha por romper mitos.

“Mi misión como madre, como hija, como hermana, como amiga y como ser humano es luchar siempre por el bien y el empoderamiento de los demás”, dice Alysia, mientras presume a sus chicos en las redes sociales.

Y es que, en definitiva, es posible que en el mundo no existan dos niños como los de Alysia. Para las crónicas revisteras serán los chiquilines más jóvenes en ser protagonistas de las ligas mayores del atletismo.

Si serán atletas cuando crezcan, ¿no lo sabemos? Nada tienen seguro, excepto una vacuna materna con lo que serían capaces de terminar cualquier carrera y cruzar multitud de metas.

“Espero que cuando mis hijos piensen en mí, no solo piensen que –fuerte es mamá–, sino que valoren sus propias habilidades y puedan decir –soy más fuerte que mamá–”, concluyó Alysia en una de sus tantas y poderosas reflexiones.

Por lo pronto la Mujer Maravilla del atletismo seguirá entrenando duro, jalando el coche mientras trota y cambiando pañales con las tennis puestas.

¿Alguna otra carrera con ‘pancita’? Quizá, Alysia nunca la descartaría.