Conversaciones sobre el futuro

“La única cosa por la que rezo es por no perder la pasión”. Fernando Trueba

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Una alfombra. Dos sillas frente a frente. Una pequeña mesa al lado de cada una. Agua embotellada y vasos. No hace falta más. Pep Guardiola toma la palabra: “Lo más maravilloso de mi profesión es planear lo que va a suceder en un partido”. Fernando Trueba mira atentamente al fenómeno de las 14 copas con el Barcelona, quien pasa a describirle lo que cruza por su cabeza cuando las cosas no salen sobre el terreno de juego como él lo esperaba: “... y cuando no está sucediendo, es porque te habías equivocado y algo está pasando que no funciona”, dice Pep . Pero el cineasta no deja al metódico “arquitecto” llorar la leche derramada, le atraviesa el caballo y le sacude los planos con un discreto golpe de autoridad: “Es que nada sale mal, todo es lo que es”.

Este es el momento clave de una conversación sobre el futuro que se extiende durante poco más de 15 minutos. El video, disponible en YouTube, presenta en blanco y negro a los dos genios en un cara a cara cuyo valor educativo supera el de toda la franja “ocho a nueve” de la TV local. Son los vaivenes irónicos del nuevo siglo: una pauta de un banco cala más que todas las lecciones de cívica y orientación del sétimo año.

Pero... ¿de qué habla Trueba? Su resignación positiva es propia de quien ya ha hecho las paces con la vida y sus claroscuros: “concéntrate en lo que vas a hacer y no en lo que has soñado; trabaja con la realidad”, dice él. “La mirada en el cielo pero los pies en la tierra”, decía mi madre.

Guardiola escucha y nosotros con él. Es lo que es: el contexto y el sentido común se nos imponen como puntos de partida fundamentales; por supuesto que podemos soñar, pero tampoco tiene sentido desvelarnos por imposibles. La utopía no es más que un inalcanzable necesario para dar perspectiva a aquello por lo que hemos de trabajar: lo que está realmente a nuestro alcance. Mucho o poco, lo que nos dé plenitud.

Así marchamos entonces, metiéndole millaje al horizonte y tropezando una vez tras otra; validando nuestro destino eterno de vivir más que de nuestros aciertos, de nuestros errores. O a pesar de ellos. “Nuestro sino es equivocarnos y equivocarnos es ir hacia el futuro”, dice el director. “No es que no haya que soñar, simplemente, hay que ir mejorando paso a paso, y en el paso a paso, pasártela lo mejor posible”.