¡Bendito inodoro!

Los orientales no dejan sorprender al mundo con su creatividad: esta vez inauguraron un parque temático destinado al PLACER DE IR AL BAÑO. En Occidente, el tema se maneja con reserva, pero, seamos sinceros, ¡posee enorme importancia!

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Para muchos, es de las primeras cosas que se hace en la mañana; otros consideran que es el mejor momento del día para leer el periódico y una buena cantidad de gente opina que se trata de un pequeño instante de egoísta privacidad.

Lo cierto es que la hora de “ir al baño”, casi siempre es descrita como una actividad placentera, aunque nadie, al menos en Occidente, anda pregonándolo a los cuatro vientos.

Los orientales, en cambio, no parecen tener reparos en aceptarlo. Hace poco, los habitantes de Suwon, en Corea del Sur, inauguraron un parque temático dedicado a esa necesidad biológica, de la que nadie se libra en este mundo.

Popularmente llaman al lugar Monumento a la defecación, pero su nombre real es Parque Cultural del baño. Se ubica a una hora de Seúl, muy cerca de la fortaleza de Hwaseong (cuya construcción data del siglo XVI), uno de los atractivos turísticos e históricos más importantes de esa ciudad.

Según un cable de la BBC, el nuevo centro de esparcimiento está dirigido a un vasto público, aunque los más asiduos visitantes son niños menores de cinco años, precisamente los que están afinando sus destrezas para controlar esfínteres.

Entre las atracciones del sitio destaca una exposición con diferentes tipos de inodoros: los que se utilizan en posición de cuclillas, un orinal europeo llamado “fuente de Marcel”, retretes utilizados por los romanos, algunos modelos empleados en la Edad Media e incluso, uno coreano con mil años de antiguedad.

Los visitantes también encuentran ahí estatuas de bronce que muestran a hombres en posición de defecar y con el rostro tenso. Entre estas, no puede faltar “El pensador”, solo que en esta ocasión, medita cómodamente sentado sobre un inodoro.

El cerebro detrás de esta peculiar iniciativa es el de Sim Jae-duck, exalcade de Suwon fallecido en el 2009. Durante el Mundial de Futbol del 2002, Jae-duck saltó a la fama por ofrecer baños portátiles a los aficionados, recordó la agencia Reuters.

De acuerdo con leyendas urbanas, este coreano nació en el baño de su abuela y desde pequeño se interesó por todo los significados que encierra el famoso aposento. Tal fue su obsesión que, al crecer, mandó a construir una casa en forma de inodoro.

Tras su muerte, dicha vivienda fue alquilada durante algún tiempo para ayudar así al financiamiento de una fundación que impulsa el uso de los retretes en Corea del Sur como parte de una campaña para mejorar la higiene en el país. Hoy, esa estrambótica edificación es un museo que deja a muchos turistas con la boca abierta.

Curiosidad cultural

Esta no es la primera vez que los orientales rinden tributo a la necesidad biológica de “limpiar el intestino”.

Por ejemplo, en Japón hay un templo dedicado al dios de la defecación y los visitantes ofrecen sus limosnas para pedir que sus sistemas digestivos se mantengan saludables.

En esa nación también se aprovechan los excrementos para producir ladrillos y cerámica, mientras que en China, es cada vez más usual que se reciclen las deposiciones (especialmente la de los animales) para generar biogás. Lo mismo sucede en otros países de Europa.

Si se repasa la historia de la humanidad, hay suficiente evidencia de que el acto de defecar ha sido bastante protagónico en las distintas culturas. En el sitio cienciapopular.com, se cuenta que los incas decían que el oro eran las heces de sus dioses y en el Tíbet, los excrementos del Lama eran guardados en recipientes hechos de metales preciosos. Como supuestamente poseían poderes curativos, estos se mezclaban con los alimentos.

No se tiene muy claro cuándo comenzó la historia de los inodoros, pero se cree que los primeros cuartos de baño funcionaron hace 10.000 años en las islas Oreadas, frente a la costa de Escocia, donde sus habitantes construyeron sistemas para alejar sus heces de los hogares mediante sistemas muy artesanales. Asimismo, en el Valle del Indo, Pakistán, los arqueólogos han descubierto baños provistos de cañerías de barro cocido, con grifos para controlar el agua.

Los romanos –con esa particular obsesión por compartir el baño– también inventaron en su momento las letrinas públicas, especie de banqueta donde las personas hacían sus necesidades mientras socializaban.

Escusado, poceta, retrete, sanitario o WC ' no importa cómo se le llame, lo cierto es que este artefacto es hoy indispensable en nuestras vidas.