Stephen Curry y LaMarcus Aldridge ya son estrellas consagradas de la NBA. El siguiente paso es que sus equipos amarren los atestados para ser considerados contendientes reales al título. Y no están lejos de lograrlo.
Curry va camino a consolidarse como el mejor triplero de todos los tiempos y un gran base. Junto a Klay Thompson, David Lee, Andre Iguodala y el centro Andrew Bogut conforma un fuerte quinteto de puras figuras que busca romper con una sequía de 39 años sin finales para los Warriors.
La clave para Golden State estará al costado de la duela. Steve Kerr es un entrenador novato que cambió la silla de presentador por la de entrenador y se dio el lujo de despreciar a los Knicks para tomar el reto de comandar un equipo imaginativo y bastante joven.
Al lado de ellos caminan los Blazers. Un grupo equilibrado comandado por Aldridge y que enfrenta el reto de mantener la mejoría de la campaña pasada, cuando fueron la revelación con un gigantesco salto de un año a otro: 21 victorias más que en 2012-2013.
Sin embargo, Portland carece de profundidad en sus líneas y depende de que sus cinco estelares puedan mantener un ritmo tan desgastante como el del año pasado para consolidarse.
Dos caras de la moneda. Los Mavericks fueron de los equipos más reforzados de la liga pero no consiguieron atraer a los grandes botines del movido mercado. El motivo es el mismo por el que nadie quiere ver a los muchachos del dueño Mark Cuban como candidatos a otro título: el alemán Dirk Nowitzki ya tiene 36 años.
El otro lado de la moneda son los Lakers. Ni todos los millones del mundo pudieron hacer que alguna otra estrella quisiera compartir camerino con Kobe Bryant, quien a sus 36 años enfrenta una recuperación dura pero en sus términos: sin compartir la atención con otro astro.