Sentado en su esquina, David Medallita Jiménez sintió que las fuerzas le faltaban para alcanzar el pase a la final de su categoría en el boxeo de los Juegos Centroamericanos.
Sudoroso, volteó la mirada al cielo y le pidió a su abuelo Juan que le echara una manita para fajarse en el último asalto.
Y la ayuda llegó. Azuzado por decenas de gargantas, el púgil nacional se avalanzó sobre el guatemalteco Álvaro Vargas y le dejó ir todo su repertorio de golpes para terminar derrotándolo 17-13 en la decisión de los jueces.
Con su victoria de anoche en el ring del gimnasio Eduardo Garnier del Liceo de Costa Rica, Medallita se convirtió en el primero de los tres boxeadores ticos que disputarán el oro en las justas del Istmo.
Jiménez, en los 49 kg, Jason El Ciclón Ramírez, en los 75 kg, y José Gaitán, en los +90 kg, pelearán mañana por la medalla dorada ante el nicaraguense César Mendoza y el panameño Luis Hernández y el guatemalteco Jaime García, respectivamente.
Otros cuatro pegadores costarricenses buscaron el pase a la final de sus respectivas categorías, pero fracasaron en una velada boxística dominada por la delegación nicaraguense, que colocó a cinco boxeadores en la lucha por el oro.
Respaldo total. Si hay un responsable de que Costa Rica tenga tres boxeadores en las finales de los Juegos, ese es el público que asistió anoche al gimnasio josefino.
Desde el arranque de la velada, decenas de personas llenaron las butacas para dar su apoyo incondicional a los púgiles ticos.
Inundado por los gritos de la afición, Medallita logró levantarse de dos cerrados asaltosy terminar inclinando a su favor la decisión de los jueces.
“Cuando me senté tras el segundo asalto, pensé que se me estaba yendo la medalla, pero no perdí la confianza en Dios,en mi abuelo que está allá arribay logré sacar el triunfo para darle una alegría a toda esta gente que vino a apoyarnos”, afirmó Jiménez.
La fuerza del público se volvió a sentir en el triunfo de Jason Ramírez, el más festejado de la noche. El nacional fue ovacionado cuando subió al ring y, apenas oyó la campana demostró por qué lo apodan Ciclón. Antes de que se cumpliera el primer minuto de pelea, Ramírez soltó un izquierdazo que hizo tambalear al nicaraguense.
Ver contra las cuerdas al pinolero hizo estallar el grito de “¡Ticooos, ticooos!”, que empujó al Ciclón a lanzar un segundo zurdazo que acostó a su rival en medio de un grito ensordecedor.