Sin Álvaro Saborío la Selección Nacional pierde todo un estilo de ataque

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La lesión de Sabo se llevó de tajo las ilusiones del máximo anotador activo de la Selección Nacional y la mitad de los libretos ofensivos de Jorge Luis Pinto.

Álvaro Saborío es el único delantero nato, del tipo tradicional número 9, que tiene la Tricolor.

Por eso el equipo patrio se puede ir olvidando del estilo de ataque que requiere de esa presencia fuerte en el área. Sin él, pierden sentido los centros y las penetraciones por los costados, pues ya no habrá quien reciba.

Pero el aporte de Sabo no se quedaba en el rectángulo del área. También era fundamental para pelear las bolas largas y pivotear al frente del ataque.

Así de pesada es esta baja...

Hablamos de esa fórmula que se uso de forma prácticamente exclusiva para sobrevivir a la cuadrangular eliminatoria contra México, El Salvador y Guyana.

También, se usó con éxito para enfrentar los dos duelos contra Panamá, las visitas a Estados Unidos y Honduras, y el juego en el Estadio Nacional ante Jamaica.

La otra fórmula. Se trata de un juego de toque y la velocidad, con Joel Campbell como único delantero para despuntar y crear problema.

No es lindo decirlo, pero ese estilo se limita al contragolpe.

Así se jugó por primera vez en la visita de la hexagonal final a México. No salió mal, la Tricolor casi se trae un segundo Aztecazo.

Después, se volvió a ensayar cuando vino Estados Unidos y el resultado fue inmejorable: 3-1.

Así también se le ganó a México, por 2-1 en La Sabana, en el último juego de las eliminatorias.

Claro que el hueco de Sabo siempre quedará en el alma del equipo y en la táctica fija, otra variante en la que el ariete era firme pilar.