Recife, Brasil. Una ciudad dinámica, un estadio perfecto y un Fan Fest apurado serán los anfitriones de miles de ticos henchidos por la ilusión de un segundo zarpazo mundialista en seis días.
Recife es la sede del partido entre Costa Rica e Italia, de mañana. Es la segunda sede costera en la que le toca jugar a la Tricolor .
Sin embargo, a diferencia de Fortaleza, el ambiente es mucho más industrial que turístico.
Esta ciudad al este de Brasil podrá tener playa; no obstante, son los enormes edificios los que capturan más la atención. Y por supuesto, los embotellamientos, tema recurrente en este país.
Por su parte, la Arena Pernambuco, que está lejos del centro (los aficionados deben tomar previsiones), sí es un espectáculo.
Es un estadio nuevo, inaugurado el año anterior y con capacidad para 46.000 personas. Desde que se entra se reconoce que es de esos reductos en los que el sonido parece que se acumula y se multiplica a miles de decibeles.
Sus graderías rojas, ubicadas muy cerca de la gramilla, prometen gran ambiente para la Sele. En cuanto al césped, impecable.
Mientras tanto, el Fan Fest sí deja un poco qué desear. Está ubicado en Cais de Alfandega y consta solo de la pantalla gigante y un par de puestos de entretenimiento.
Un voluntario local llamado Michael explicó que tal deficiencia se debe a que el Gobierno de Recife se quedó sin fondos para el Fan Fest y entró en una disputa con FIFA sobre quién debería financiarlo.
Al final lo pagó, pero no tendrá ningún show o concierto.
Allí fue donde ayer, durante el partido entre España y Chile, ya unos 20 ticos lucían orgullosos la camiseta de la Selección.
Uno de ellos, Berny Nelson, expresó que la motivación para el encuentro ante la Azzurra e s total, pero que hay que se realistas y mejor pensar en un empate.