¿Qué vendrá después de las vuvuzelas?

Pocos instrumentos han surgido después de que la caxirola fuera rechazada por FIFA

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Hace cuatro años, el bramido ensordecedor de las vuvuzelas se convirtió en todo un símbolo del Mundial Sudáfrica 2010.

La singular corneta no solo entró en cada uno de los estadios mundialistas, sino que inundó todos los lugares del planeta donde se encendió una televisión para ver los partidos.

Su recuerdo –traumático para algunos– es tal que muchos aficionados al fútbol se preguntan ahora cuál será el instrumento musical que represente Brasil 2014.

La reconocida pasión de los brasileños por la música y el fútbol hace pensar que las propuestas sobran, pero lo cierto es que las vuvuzelas aún no tienen heredero.

Lo más cercano que hubo fueron las caxirolas, una especie de maracas de plástico inventadas especialmente para el Mundial y lanzada en abril del 2013 como su instrumento oficial.

Sin embargo, el invento del músico Carlinhos Brown –apoyado por la presidenta Dilma Rousseff– fue vetado por las autoridades federales de Brasil ().

Ahora, dos jóvenes empresarios belgas han creado un aparato que podría ocupar el lugar de las recordadas cornetas sudafricanas.

Se llama la “Diabólica” (en apoyo a la selección de Bélgica) y, haciendo honor a su nombre, prometen ser un poco menos estridente que las vuvuzelas.

Basado en el mismo principio que las bocinas de aire comprimido empleadas ya en los estadios, el invento de Fabio Lavalle y David dos Santos puede producir 98 decibelios –si el usuario tiene buenos pulmones– contra los molestos 127 que producá una vuvuzela.

“Se fabrica en España y se vende principalmente en Bélgica. Hemos recibido pedidos de Ecuador, Mozambique, Colombia y Angola. Esto no para”, afirmó Dos Santos hace unos días a la agencia AFP.

Con una fabricación de 15.000 unidades diarias, todo pinta a que la Diabólica no tardará mucho en inundar Brasil.