Salvador, Brasil. Holanda tiene bien claro cuáles son sus armas. Reconoce que todo el planeta también las sabe. Por eso no las esconde, ni las disimula. Movimiento y velocidad: eso es lo principal del juego de los tulipanes.
Ayer, el rodado técnico Louis van Gaal sorprendió después de una conferencia de prensa llena de respuestas cortas y esquivas, permitiendo a los medios de comunicación ver todo la práctica de su equipo por la noche.
Inclusive, dejó ver cuál será el equipo titular que intentará arrebatarle un sueño a Costa Rica.
Con los chalecos naranjas, esos del mismo color que tendrán sus camisetas hoy, corrían Arjen Robben, Robin Van Persie, Wesley Sneijder, Memphis Depay... Y ojo al verbo empleado: corrían.
Sin parar. Durante la hora y media que duró el entrenamiento no hubo relajación previa ni nada que se le asemejara.
Los jugadores de campo debieron, en prácticamente todas las dinámicas ejecutadas, crear todos los espacios posibles a punta de desplazamiento.
No obstante, en un equipo donde todos hacen lo mismo tan bien, la única manera es acelerar al máximo sus piernas. Ahí es donde figuras como Robben marcan la diferencia que los lleva a la fama.
Además, todo lo hicieron de primera intención, es decir a un solo toque, metiéndole una marcha más a los ejercicios. Y aun así, salían jugando, lanzaban cambios de juego, filtraban balones...
Mientras, los tres guardametas no se quedaron atrás en cuanto a intensidad. Entre centros por los costados y remates cruzados de pierna cambiada, dos características ofensivas típicas de los ticos, fueron exigidos al máximo.
El único que estuvo solo trotando alrededor de la cancha del Estádio de Pituaçu fue el lesionado Nigel de Jong, descartado para el partido. Casualmente (tal vez no) fue el que Van Gaal decidió llevar a la rueda mediática ya mencionada.