La Selección de Costa Rica chocó contra su barrera de siempre: Honduras

Igual que hace dos años, la ilusión tricolor se quedó en segunda ronda, otra vez a manos de los hondureños

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Baltimore, Maryland. Costa Rica volvió a chocar con su barrera de siempre, una Honduras que se afianza como la gran bestia negra de la Tricolor en la Copa de Oro .

Igual que sucedió ante Estados Unidos en la fase de grupos, los deseos de revancha de los ticos se quedaron en eso: la ilusión fallida de hincar a un rival que nos tiene la medida puesta en este torneo.

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Ni la polémica de la previa con las publicaciones de los medios catrachos, ni el antecedente tan fresco de aquella dolorosa derrota de hace dos años por la vía de los penales fueron estímulo suficiente para revertir una historia triste que sumó otro nefasto capítulo.

La ineficacia tricolor por golpear a un rival que no se puede decir superior ayer, desembocó en la cuarta ocasión en que los hondureños dejan en el camino a la Selección Nacional en la búsqueda por un cetro que nunca ha alzado.

La primera de ellas sucedió hace más de 20 años, exactamente en 1991, cuando por primera vez la Concacaf decidió llamar a su principal torneo “Copa de Oro”.

Igual que en las cuatro oportunidades, fue la segunda ronda la fase elegida por los catrachos para castigar a la Selección ese año, las siguiente llegaron en 2005, 2011 y ahora esta del 2013.

Preocupante. Más allá de la hiriente estadística, preocupa especialmente la forma en que Costa Rica se ha despedido las últimas dos veces de la Copa de Oro.

Hace dos años el proceso de Ricardo Antonio La Volpe se estrelló con la realidad del área, muy a pesar de que se llevó a lo mejor de la planilla tricolor y del famoso “cartelito” con el que el argentino se vendió desde el día uno.

La Selección avanzó hasta la segunda fase amparada en el crédito de la goleada 5-0 ante Cuba, porque El Salvador apenas le cedió un punto y México le inyectó una cruda dosis de realidad con una inapelable y sufrida derrota de 4-1.

Honduras, que tampoco llegó adornada a los cuartos (avanzó como segunda por goles), extendió su marca en una tanda de penales donde Celso Borges y Álvaro Saborío fallaron desde los 11 pasos.

Saborío, de paso, había fallado otro cobro en el tiempo regular a falta de un cuarto de hora para que concluyera el encuentro.

Ayer, dos años después de ese último capítulo, la Tricolor volvió a despedirse con esa cara de irregularidad que tanto aqueja.

En la fase de grupos goleó a Cuba y se impuso a Belice con un autogol, todo eso previo a la derrota 1-0 ante un Estados Unidos que, si bien no fue mejor, sí tuvo la contundencia para anotar.

Ahí está uno de los grandes pecados de este grupo, esa escasa ofensiva que se despide del torneo con solo tres goles en cuatro presentaciones y todos en un mismo juego, un antecedente demasiado pobre para pensar en la gloria.

Honduras ayer no fue mejor, pero aún sin serlo mantuvo la paternidad y el sueño de la final, una ilusión tica que nuevamente se pone a dos años de distancia.

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