Jorge Luis Pinto define los 23 jugadores para el Mundial

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El largo camino entre la clasificación, por allá de setiembre, y la lista de los 23 llegó a su fin. Contrario a lo que debió ser, fue un trecho más doloroso que festivo. Esta lista carga con el honor de una nación y el sentir de los ausentes.

En la selección de Jorge Luis Pinto impera la lógica, esa que habla de cubrirse las espaldas (dos por puesto) y tener variantes (los jugadores polifuncionales).

Pero deja de lado la creatividad y el arte. Sea por escogencia o simple y llanamente porque eso es lo que hay –un factor que llamaremos realidad–, entre los futuros mundialistas no hay un creativo, un 10, un hombre diferente, un mago...

Como usted le quiera llamar, lo cierto es que no lo hay y en realidad nunca, en la eliminatoria, lo hubo.

A eso se atiene Pinto y los millones de costarricenses amantes del fútbol, a una selección cuyas armas serán, primero, equilibrio y orden, y, luego, velocidad y sorpresa.

Todos sabemos a qué jugará Costa Rica en Brasil. Será esa alineación 5-4-1 que Pinto esbozó en la eliminatoria, especialmente cuando fue visita, y que sirvió para sufrir poco y ganar mucho.

Y estos 23 sirven para cubrir ese estilo de Pinto. Es una pirámide sólidamente acomodada en los pilares defensivos: cinco centrales para tres puestos, cuatro laterales para dos alas, cuatro contenciones para un puesto, dos mixtos para lanzar la bola, y un puñado de hombres rápidos y encaradores para incomodar arriba.

De ahí que Kendall Waston y Carlos Hernández no se salvaran del último corte. Ellos dos, uno por su altura y otro por su mayor capacidad para tener el balón, representan cosas distintas a lo que la Sele jugó en la eliminatoria y que, por lo visto, Pinto no quiere.

El cafetero se va a Estados Unidos, para los amistosos, y luego a Brasil, para los partidos de verdad, con el firme credo de que el planteamiento que lo trajo hasta aquí le valdrá para lucir bien en su primera Copa Mundial.

La misma cara. A final de cuentas, poco encontró Pinto para cambiarle la cara a la Selección en estos ocho meses.

Si lo vemos solo en números, poco se sumó y mucho, entre Sabo y Oviedo, se perdió. Tampoco sobra experiencia, solo dos mundialistas, Umaña y Bolaños, destacan en una lista muy liviana de veteranía: la tercera parte de los 23 tiene una veintena o menos de partidos clase A en la Sele .

Si lo vemos con el corazón, podemos admitir que las amalgamas que unen a esos 23 también nos unen a nosotros, los aficionados. A la vez, nos revelan a un grupo sumamente compenetrado y que viaja con una sola alma y un solo objetivo: dejarlo todo en las canchas de Brasil 2014.