La promesa de un futuro mejor y el atractivo planteamiento del estratega Roy Hodgson han salvado a Inglaterra de las critica sanguinarias en este Mundial.
Pero la realidad es que el equipo de la rosa no ha tenido un Mundial tan malo desde Suecia 1958. Es la primera vez en 56 años que los británicos sufren dos derrotas en la fase de grupos y, si Costa Rica gana o empata hoy, podría ser la primera vez que lleguen eliminados a su último partido.
Inglaterra, donde nació el fútbol, no ha tenido un buen certamen mundialista desde que se coronó, en casa, en el lejano 1966.
Desde entonces ha sido un deambular para el cuadro blanco de la cruz roja, marcado por generaciones llenas de talento y expectativas que llegan a las grandes citas a hacer siempre lo mismo: nada o casi nada.
Sin embargo, en esta ocasión todo es distinto. El fracaso puede ser mayor, también el perdón.
“Suárez envía a Inglaterra hacia la salida del Mundial”, tituló The Guardian . Mientras The Sun , usualmente más amarillista, se limitó a poner “ We are throuh ” en su tapa; en un juego de palabras entre throuh , a través, y tough , difícil o duro, para reflejar las escasas posibilidades de que resultados combinados les den la clasificación.
Los ingleses se han cansado de llorar los fracasos de su selección. Entonces, ¿porqué la paciencia con el equipo de Hodgson?
Porque el balompié de selecciones en Gran Bretaña está en crisis y ellos lo saben muy bien. No es solo Inglaterra, Escocia y Galés tampoco son lo que fueron o deberían ser.
Sombras que contrastan con el brillo de la Premier League, donde se ubican varios de los mejores clubes y las mejores estrellas.
Por eso, a Hodgson se le agradece devolverle a los ingleses la ilusión de que un futuro es posible, el recambio está en camino y, quizá, algún día la selección del país que inventó el fútbol encuentre sus propio estilo y forma de ser.