Esta vez el himno de Brasil solo trajo lágrimas

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Fue justo en la última estrofa del himno nacional de Brasil que las cámaras de televisión se detuvieron frente al ‘10’ auriverde.

Ahí, cuando todo el estadio Castelao cantaba a capela, Neymar no soportó más: soltó la mano de la niña que lo acompañó a la cancha y se la llevó al rostro.

Conmovido, el astro de la selección local lloró durante algunos segundos ante los ojos de millones de espectadores.

Casi un año atrás, el 19 de junio del 2013, en ese mismo estadio y antes de la valiosa victoria sobre México (2-0) en la Copa Confederaciones, la afición de Fortaleza comenzó a cantar el himno a capela cuando ya había terminado la versión reducida de la FIFA.

Desde entonces, la escena se ha repetido en todas las ciudades del país donde ha jugado la selección brasileña –incluido el partido inaugural de la Copa del Mundo ante Croacia– como una forma de amedrentar a sus rivales.

Ese día, ante los croatas, el delantero del FC Barcelona se tragó las lágrimas, pero ayer no tuvo fuerzas para evitarlo.

Para algunos fue una grata muestra de patriotismo y de las emociones que despierta el Mundial; para otros, la catarsis del referente de la Verdeamarela ante la enorme presión que carga por lograr el sexto título planetario frente a su gente.

Lo cierto es que el enorme despliegue de fútbol que muchos esperaban se repitiera sobre la cancha del Castelao, como había ocurrido hace un año, no llegó y el 0-0 se le atragantó a la afición brasileña.

Sin Hulk como compañero de ataque y ante un México muy distinto al de aquella Confederaciones, el equipo de Scolari volvió a depender de un chispazo de Neymar.

El 10 hizo lo que pudo, pero, como dijo el propio Scolari, dejó en evidencia que “no juega solo”.