En Curacao dicen que este fue el mejor partido del Mundial

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Llegamos a Curacao y éramos las únicas camisetas rojas en Sopranos, en un mar naranja, un Sport Bar, en el que se reúnen los fanáticos de Holanda para apoyar a sus equipos.

Nos contaron que este viernes estuvieron los colombianos y que hoy le tocaba el turno a los ticos, con la diferencia de que este domingo enfrentábamos a la selección de casa.

Aquí vivimos con intensidad, aplausos, gritos, jalones de pelo, pero sobre todo respeto de una afición naranja que nos superó en los penales pero que aplaudió, las atajadas de Navas, que habló de la genialidad de Ruiz y que nos felicitó en el medio tiempo porque la Sele jugó y se plantó ante los holandeses.

Robben era la esperanza de los aficionados de esta isla, que es uno de los cuatro territorios que forman parte del Reino de los Países Bajos. El delantero holandés los hizo vibrar, levantarse de sillas, gritar casi gol, pero Keylor Navas les frenó ese grito y calló la emoción en repetidas ocasiones.

Banderas, anteojos, camisetas naranjas, collares, pulseras participaron del júbilo para apoyar a la selección holandesa, que para todos era el cuarto equipo más grande que debería estar en las semifinales junto a los ya clasificados, Alemania, Brasil y Argentina.

Pero Costa Rica, demostró lo suyo. Treinta minutos más, en las pantallas se escuchaba la barra de los ticos en Brasil y algunos extranjeros -norteamericanos y alemanes- en Curacao empezaron a apoyar el sueño de los ticos: catalogaron el juego como el más interesante de los cuartos de final.

Llegaron los penales. Los vivimos, los perdimos, pero felicitaron, elogiaron a un equipo que no cedió, que jugó hasta el final. Los costarricenses ganamos, en actitud, en aprender a construir sueños, en creer, super orgullosos de ser ticos, en una isla naranja.

Al final del partido, todo es fiesta, música, fotos y nuevos amigos, pero sobre todo esperanza, de que si hacemos bien las cosas podemos tener grandes resultados.

En Curacao dicen que el de hoy fue el mejor partido del Mundial; quiero creerlo, porque lo viví.