El proceso en la Selección Nacional operó maravillas inimaginables

El mayor logro del fútbol tico nació de una continuidad hasta entonces inaudita

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Quien vio los partidos y conoce de fútbol entiende que la gesta tricolor de Brasil 2014 no es una curiosidad. No se trata de esos equipos “pequeños” que se encuentran con la victoria entre patadas y actuaciones estoicas del guardameta.

Costa Rica presenta una cara dominante en el grupo más exigente en la historia de los mundiales. Nunca antes una sola llave aglutinó a tres monarcas.

¿Cómo se gestó esto?

No fue suerte ni coincidencia. El éxito no llega gratis ni barato. Lo revela el análisis del proceso que llevó a la Sele hasta el Mundial.

La primera clave y, quizás, la principal de todas, es Jorge Luis Pinto. Tan tozudo como el entrenador fueron quienes lo mantuvieron en el cargo todo este tiempo.

Desde Eladio Rosabal Cordero (que en realidad fue “capitán general”) hasta el estratega colombiano, 51 entrenadores han desfilado al frente de la Selección en casi 93 años. Pinto es el único que ha superado los dos años (ya va para 32 meses) de estadía en el puesto.

El proceso más largo de la historia también es el más exitoso de todos. ¿Coincidencia? No, es la primera vez que los costarricenses comprobamos las mieles de un proceso largo y cómo produce maravillas, inimaginables, como en este caso.

Los críticos de Pinto hace mucho se quedaron sin argumentos, También los que quisieron removerlo del cargo después del deambular por la cuadrangular eliminatoria del 2012, cuando México nos arrolló y El Salvador casi nos saca. Eso, ¿hoy quién lo recuerda?

El cafetero también es el entrenador que en más partidos oficiales ha dirigido a la Selección. Lleva 65 encuentros clase A –y le faltan, al menos, dos más– con rendimiento ganador: 52% de los puntos.

Resurgir. Cuando Costa Rica clasificó a dos copas seguidas (2002 y 2006) parecía que la cosa ya había despegado, que el fútbol criollo finalmente era de talla mundialista.

¡Qué ilusión! Lo desmintió la dolorosa eliminación para el 2010. Fracaso que, por contradictorio que parezca, nos fortaleció. Nos llevó, como tanto recalcó Ricardo La Volpe, a empezar de cero.

Pero, tampoco de la nada. Había material y la esperanza de que el Mundial Sub-20 del 2009 revitalizará al balompié tico.

La Volpe no lo logró y, a final de cuentas, de los Carasucias solo quedan dos en la actual selección.

Eso fue lo que tomó Pinto. Un equipo de promesas, un mármol que se ocupaba pulir.

También se valió de la nueva infraestructura, pues ahora la Tricolor sí tiene esa casa, el Nacional, de la talla mundial que añora.

Además, con 14 legionarios, se puede argumentar que un mundo ha pasado desde aquella Italia 1990 totalmente criolla.

Pinto, la fe en su proceso y el desarrollo de jugadores con calidad de exportación son claves. Mas, ninguna estadística puede tasar la valentía de los héroes de Brasil. No todo se puede explicar....