El Maracaná puso fin a la generación dorada de España

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Río de Janeiro. AP España no pudo más. La racha triunfal de una generación de futbolistas que será recordada durante muchos años escribió ayer un doloroso epílogo en el Mundial de Brasil.

La derrota por 2-0 ante Chile en el mítico estadio Maracaná mandó a casa a la vigente campeona, que se presentó en el torneo como favorita y aspirante al doblete, pero se despidió por la puerta trasera.

La generación liderada por Iker Casillas y Xavi Hernández, que empezaron dando éxitos a la Roja, desde que ganaron el Mundial Sub-20 de Nigeria 99, dará paso a una nueva camada que pide espacio al mando de Thiago Alcántara, el volante del Bayern Múnich que ganó las dos últimas Eurocopa Sub-21, en 2011 y 2013.

Los dos referentes, junto con David Villa, Xabi Alonso, Fernando Torres y quizás Andrés Iniesta darán un paso al costado en el que será posiblemente su último torneo importante con la selección española.

Pero el relevo está garantizado. Javi Martínez o Koke Resurrección –presentes en Brasil– ganarán peso junto a figuras como Jesús Navas, Gerard Deulofeu, Isco Alarcón, Dani Carvajal, Cristian Tello, David de Gea, Álvaro Morata o Juan Mata.

Mientras que, por edad, Sergio Ramos, Gerard Piqué, Pedro, Cesc Fábregas, Jordi Alba y Sergio Busquets tienen años por delante con la Roja .

Desteñido adiós. El Mundial de Brasil mostró a un equipo cansado físicamente, falto de ideas y, para más deshonra, vapuleada con siete goles encajados en solo dos partidos, el menor tiempo que un monarca mundial ha defendido su corona.

En ambos partidos mostró gran fragilidad psicológica, incapaz de reaccionar ante los goles que les iban cayendo.

En el primer partido, contra Holanda, se lanzó con corazón, en lugar de cabeza, en una actitud impropia de jugadores de la experiencia de los españoles.

Esas facilidades las aprovechó al máximo Holanda, especialista en contragolpes y en sacar ventaja cuando le dejan espacios, para rematarlos con una “manita”.

Algo parecido ocurrió ayer ante Chile. Desde el primer minuto, España se mostró entregada, como superada por la presión.

La ausencia de Xavi era el primer síntoma de la caducidad de su generación. Del Bosque lo dejó en el banco, mientras en el arco, Casillas vivía el adiós con amargura.