Posiblemente una de las mejores herencias que dejó el sufrido empate 1-1 ante Irlanda fue el rendimiento de los cuatro cambios que la Selección Nacional presentó.
Óscar Duarte, Heiner Mora, José Miguel Cubero y Marco Ureña aprovecharon los últimos minutos que Jorge Luis Pinto les ofreció antes de que llegue Brasil, una oferta que ahora se traduce en dudas para el seleccionador nacional.
El propio Pinto reconoció que en el caso particular de Ureña la sorpresa fue grata, pues se trata de un jugador que no vio un solo minuto en la eliminatoria y que goza de escaso ritmo en su club en Rusia.
“Lo de Marco Ureña me dejó pensando y puede que me quite el sueño esta noche”, dijo el cafetero tras el compromiso del viernes, una señal alentadora para un hombre que se metió por la ventana a la lista final de los 23 mundialistas.
Uno por uno. En el caso del ariete del Kuban Krasnodar el desvelo de Pinto tiene una explicación más que aceptable. Su ingreso al once posiblemente significaría el sacrificio de Christian Bolaños, porque ese lujo no se lo puede dar con Joel Campbell o Bryan Ruiz, y arriesgar con un solo contención sería caminar por suelo demasiado frágil.
El campo podría salir también de la zaga y jugar con una línea de cuatro que el viernes se vio bien, pero ahí la traba está en traicionar esa línea de cinco en el fondo que ayudó a sellar el boleto.
Luego viene Óscar Duarte, un central que ingresó al terreno en lugar de Roy Miller, el stopper por izquierda que quedó debiendo en la aparatosa derrota 3-1 ante Japón.
El desempeño de Duarte fue bueno, pero queda por ver si la impresión fue tan alta como para ganarle el campo a un habitual de Pinto.
Por la derecha Heiner Mora lució más fajado en la marca que Christian Gamboa, el veloz carrilero que apenas viene saliendo de una lesión que hace poco trajo alarma al equipo.
Sin embargo, el aporte de Gamboa en la eliminatoria fue tan alto que le ganó el título de indiscutible, y contra eso también deberá luchar Mora.
Finalmente, está el caso de José Miguel Cubero Cubero, sacrificado en las labores de contención y más que acoplado al estilo de Celso Borges para coordinar la salida.
Empero, con él pasa lo mismo que con los demás, tiene detrás la sombra de Yeltsin Tejeda, otro baluarte de la hexagonal que está claro no vive sus mejores días, pero a quien su talento lo amarra casi con candado a la titular.