Kingston. Ayer todo era engañoso en Kingston. Venía el aguacero y se iba con la misma simplicidad. Los Reggae Boyz estaban obligados a ganar y se defendían como si el empate los llevara al Mundial. Y la Sele jugaba como local en una isla del Caribe, con una gran afición que le apoyaba y al mismo tiempo le infligía ansiedad.
Nada tan extraño como el final. El agónico gol de Jamaica devolvió a Costa Rica al sufrimiento y obligó a que los nacionales vivieran doble angustia. Primer tiempo: el empate en Kingston. Segundo tiempo: apoyar a lo lejos a Honduras para certificar la clasificación.
Lo que se padeció durante un partido atípico y convulso no fue tan duro como lo que se vino después de que pitó el árbitro.
De la elevación de Chiqui a héroe, cuando sellaba el boleto, al balde de agua fría cuando Jermain Anderson anotó en la reposición.
Jorge Luis Pinto lo dejaba ver todo en su cara después del encuentro: perdió lo que ya acariciaba y volvió a sufrir los fantasmas del pasado.
El partido de Washington, la historia con el mal gusto de repetirse; eso es lo que pasaba por su cabeza en ese cruel momento.
Un extraño partido. Los intentos ticos se ahogaban en la férrea defensa de Jamaica, el tiempo pasaba y el apremio por conseguir la clasificación a Brasil ponía a cada instante más presión en los seleccionados.
El cruel tic tac del reloj y la urgencia costarricense por gritar: “¡Estamos en el Mundial!”
Llegó Chiqui con su robo de pelota, el tiro alocado y el gol. Al minuto 75, Randall Brenes Moya alzó los brazos y gritó el gol más importante de su carrera.
Allí perdió el control la Sele. Quien sabe si fue exceso de confianza, quizá el orgullo de los jamaiquinos... Ahora se pueden buscar muchas explicaciones pero, cuando más importaba, se perdió la cabeza, la pelota y el triunfo.
Los locales empezaron a tomar más la pelota y buscar salvar el honor, mientras en las graderías se celebraba por anticipado.
Una desconcentración y la fiesta se apagó. Jamaica se despidió anoche del Mundial, pero no sin antes tirarle una zarpazo a Costa Rica al meter el festejo en el congelador.
El segundo tiempo. Con el empate todo era incertidumbre.
Pinto buscaba respuestas en su cabeza, los jugadores no sabían qué decir mientras que el resto del cuerpo técnico esbozaba una que otra teoría respecto a los resultados de los otros partidos.
México había perdido en la visita a Estados Unidos y ya no era amenaza. Honduras le ganaba a Panamá y eso nos clasificaba. Todo empezaba alinearse..., pero cayó otro golpe más.
Los canaleros empataron y amenazaban con extender más la agonía tricolor.
Hubo que esperar hasta que terminara el partido en Tegucigalpa.
Los seleccionados y Pinto se quedaron en el camerino esperando noticias, estaban juntos y así querían esperar el destino.
Llegó con retraso, mas llegó la hora de celebrar. Acabó todo y Costa Rica vuelve a un mundial.
“Oe, oe, oe, ticos”, se escuchó en un casi vacío estadio.
Jorge Luis no contenía las lágrimas y los muchachos no podían guardarse la emoción..., pero finalmente se consiguió: ¡estamos en el Mundial!
Jamaica 1-1 Costa Rica
Jamaica: Richard Mccallum 6, Lloyd Doyley 7, Chris Humphrey 6, Jermaine Anderson 6, Jobi Mcanuff 5, Shaun Cummings 7, Jermaine Taylor 7, Wes Morgan 5, Adrian Mariappa 7, Jermaine Beckford y Garath McCleary 4. D. T.: Winfried Schäfer.
Cambios: Luton Shelton 5 (Beckford, 46’), Marlon King 5 (Anderson, 67’) y Marvin Elliott - (Humphrey, 84').
Costa Rica: Patrick Pemberton 6, Michael Umaña 6, Geancarlo González 7, Johnny Acosta 6, Cristian Gamboa 6, Junior Díaz 7, Yeltsin Tejeda 7, Celso Borges 6, Bryan Ruiz 6, Diego Calvo 6, y Joel Campbell 6. D. T.: Jorge Luis Pinto.
Cambios: José Miguel Cubero 6 (Tejeda, 56’); Randall Brenes 7 (Calvo, 67’); Carlos Johnson – (Campbell, 78’). Goles: 0-1 (73’): Rándall Brenes. 1-1 (91’): Jermaine Anderson.
Árbitros: Jair Marrufo 6 con Eric Boría y Frank Andersson todos de Estados Unidos.
Estadio: Nacional de Kingston, 7 p. m. (6 p. m., hora tica).