Bravo, disciplinado y terco: la esencia del técnico Jorge Luis Pinto

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Lo bravo lo trae de las raíces de su natal Santander; lo disciplinado lo aprendió de su mentor, el extécnico Gabriel Ochoa; lo terco se lo dio el haber probado varias veces el éxito con su método.

Quizás sea injusto describir a un ser humano con solo unas cuantas palabras estrictamente atadas a su aspecto profesional pues se deja a un lado cosas como lo apasionado en la conversación, lo leal a la causa en la que se metió y lo conocedor de la política.

Sin embargo, ante la presión de las líneas de una página de periódico no queda más que retratar así al técnico de la Selección Nacional, Jorge Luis Pinto.

De todas maneras no se trata de una visión errónea, de una opinión subjetiva o un criterio sin fundamentar, sino es una parte esencial de la imagen que dejó en todo lado por donde pasa.

Tanto aquí, en Costa Rica, donde se convirtió en una de las figuras pública de mayor exposición en los últimos meses, como en Colombia, donde sigue siendo muy tomado en cuenta.

“Él siempre demostró su carácter. Es muy serio y directo, tanto así que a veces eso lo metió en problemas. Así son los santandereños. Lo trae en la sangre. Pero no hay que dudarle que es un señor. Se aprende muchísimo al hablar con él”, contó el periodista Omar Romero del diario La Opinión , con sede en Cúcuta, al norte de Colombia.

Precisamente en esa localidad, Pinto es muy querido pues llevó al título en el 2006 al Cúcuta Deportivo: un equipo pequeño, con presupuesto bastante limitado y sin figuras, el cual acababa de ascender a la máxima categoría.

“Yo una vez le comenté bromeando que si acá era campeón le iban a hacer un monumento. A él solo le dio risa. Seguro no se creyó que era posible. Pero con su forma de trabajar, su disciplina y sus restricciones lo logró. Eso lo llevó a la Selección”, compartió Romero.

El mismo. También opinó el editor de la sección de deportes de El Tiempo de Bogotá, Gabriel Meluc.

“Sigue siendo el mismo de toda la vida. Ha persistido e insistido fervientemente en su modelo. Es un trabajador incansable”.

La clasificación con Costa Rica es solo la demostración de que es un ‘berraco’, que a su estilo de pelearse contra el mundo, puede lograr cosas”, expresó el comunicador.

Ese perfil descrito hasta ahora se alimenta también de otro montón de historias que surgen desde las tierras cafeteras.

Por ejemplo, la enemistad con el técnico Luis Augusto Chiqui García, la cual le dio una vez una sanción de diez partidos y hasta pasó a los tribunales, o las quejas por la intensidad de los entrenamientos que dieron los consolidados Iván Ramiro Córdoba y Mario Yepes, situación que empujaron al timonel lejos de la Selección de Colombia.