Alemania y Argentina: Dos reyes tras su regreso al trono

Argentina y Alemania disputarán esta tarde, por tercera ocasión, un título mundial

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Cualquier cosa que ocurra, la final de hoy entre Argentina y Alemania quedará en el recuerdo eterno. Dos viejos campeones mundiales, que desde hace tiempo bajaron al reino de los pobres, quieren ahora habitar de nuevo el palacio de los ricos.

Con el Maracaná como mítico escenario, Alemania y Argentina se enfrentan esta tarde (2 p. m.) por la corona que dejó vacante España, un título que puede refrendar la idea del juego alemán o consagrar a Lionel Messi junto a los más grandes de la historia.

Será la tercera final entre ambos, tras la victoria argentina en México 86 y la alemana en Italia 90. Para los alemanes, alcanzar el cuarto título de su historia significa la culminación de un proceso que comenzó hace diez años y que, con Joachim Löw al mando desde el 2006, mostró a un equipo atractivo pero sin títulos, que siempre chocó con la hegemonía de España.

Este 2014, tras la temprana abdicación española, Alemania está ante su gran oportunidad de reescribir su nombre como uno de los grandes conjuntos de la historia.

Para Argentina, la final supone el regreso a lo más alto del fútbol mundial, 24 años después de que los germanos la privaran de su tercer título planetario, en Italia 90.

Y luego está Messi. Al mejor jugador en lo que va del siglo XXI se le ha negado el acceso al Olimpo mientras no conquiste un título mundial, y hacerlo, además, como lo hizo Maradona, cargando sobre su pequeño cuerpo con el peso de todo el fútbol de su selección.

Messi, ausente en todo el tramo final de la temporada europea, aceptó el reto y durante toda la primera fase fue el faro que condujo a Argentina a la siguiente ronda.

Sin embargo, su juego se ha ido apagando y llega a la final de nuevo envuelto en dudas, tras una gris actuación ante Holanda.

Aunque un minuto de Messi puede valer un título. Eso infunde temor en el rival y alimenta la expectativa argentina, que mientras aguarda el regreso del “mesías”, se ampara en el carácter de Javier Mascherano o la pujanza de Ángel di María, que forzó la recuperación de su desgarro muscular para disputar el partido más importante de su carrera.

Un duelo cerrado. En Alemania, la preocupación se llama Mats Hummels, uno de los mejores defensas centrales del torneo, que arrastra molestias desde la primera fase y que ahora tendrá que medir su respuesta frente a la velocidad del ataque argentino.

Obligado a llevar la iniciativa, el conjunto alemán sabe que no encontrará tantos huecos como contra Brasil, el triste anfitrión al que golearon 1-7 en la semifinal.

Aunque en esas ironías del fútbol, los germanos contarán con el apoyo de muchos brasileños, obligados a elegir ahora entre el triunfo del equipo que los humilló o presenciar en su propia casa la celebración de su máximo rival histórico.

De la respuesta alemana, del regreso de Messi o de la irrupción de alguno de los ilustres secundarios argentinos depende algo más que un título mundial; la consagración de la era Löw, el legado de Alejandro Sabella o la gloria de Messi.