En 29 segundos usted puede aguardar a que su computadora encienda, ablandar mantequilla en el microondas o esperar mientras un semáforo cambia de rojo a verde.
En ese tiempo –primero 16 segundos y luego 13– la judoca costarricense Kenia Rodríguez tumbó a sus dos contrincantes y se alzó con el oro centroamericano en la categoría de más de 78 kilogramos de los Juegos Deportivos Centroamericanos.
Ella, con 40 años, fue una de las tres medallas –dos de ellas doradas– que obtuvo ayer el judo tico.
Las otras preseas llegaron por cuenta de los hermanos de Orotina Michael y Kevin Castillo. El primero obtuvo el oro en la categoría de más de 100 kilogramos y su hermano alcanzó el bronce en la categoría de menos de 100 kilogramos.
Kenia Rodríguez venció a sus rivales en menos de 20 segundos. Primero se enfrentó a la hondureña y cuando el reloj solo había descontado 16 segundos de los 5 minutos que dura cada pelea, ya la catracha estaba espalda contra el tatami.
A la salvadoreña Wendy Iraheta, quien a la postre ocuparía la tercera posición en el podio, la despachó en solo 13 segundos.
Rodríguez es una luchadora atípica por varias razones: tiene 40 años, es la actual entrenadora del equipo de judo femenino y llevaba 13 años sin competir.
“Ella es una guerrera y la verdad no es una sorpresa para nosotras que ganara con tanta facilidad”, explicó una de sus pupilas, la judoca Karina Tapia.
La medallista no competía en el alto nivel desde el 2000, pero sus alumnas la convencieron de participar en los Juegos Centroamericanos San José 2013.
Pasión familiar. Los hermanos Castillo empezaron bien la jornada, luego de que Michael derrotara al salvadoreño Diego Ochoa y se coronara bicampeón de los Juegos Centroamericanos, tras repetir la medalla que consiguió en 2010.
Este podio se resolvió con un solo combate pues el otro atleta participante, el hondureño Luis Morán, se lesionó antes de poder iniciar la competencia.
Por su parte, Kevin arrancó el día con dos victorias, pero luego cayó ante el cuscatleco Marlon Quinteros, quien obtuvo la plata, y ante el nicaraguense Moisés Frederick, quien se llevaría el oro. Castillo finalmente compartió el bronce con René de Arriola, de Panamá.
Los hermanos viven en Orotina y ahí practican durante la semana, pero viernes, sábado y domingo se desplazan durante el día para entrenar en La Sabana y luego regresan a su hogar.