La Selección de Costa Rica se aferró a la vida con la cualidad que la mantiene a flote: coraje

La Selección Nacional se jugaba un partido que solo tenía dos caminos: revivirla o sentenciar su camino hacia Catar; sucedió lo primero, aunque por momentos parecía lo segundo

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Yeltsin Tejeda salió del banquillo renqueando y se fue directo al tiro de esquina, donde sus compañeros se hacían uno solo en el festejo con Gerson Torres en el centro. Diez minutos antes, el contención había abandonado por un golpe en la pierna. Solo la imposibilidad de caminar podía sacarlo del partido.

Esa, probablemente, sea una de las imágenes más claras de esta Selección de Costa Rica: sus agallas. Sus agallas para pelear hasta el final, negarse a que la noche de un martes fuera el adiós a Catar 2022; insistir, aunque sin ser el equipo al que se aspira. Lo cierto es que volvió a refugiarse en su coraje para rescatar una batalla casi perdida.

Un gol en el minuto 94 emociona a cualquiera. Así lo demostraron también las caras de quienes asistieron al Estadio Nacional. Cambiaron el coro de “fuera Suárez” por una celebración cargada de desahogo, porque la victoria de 2-1 sobre Honduras traía consigo mucho más que tres puntos.

Ya muchas han sido las malas noticias en esta eliminatoria como para soportar otro empate en casa, el cual hubiera enterrado cualquier esperanza para la Nacional, incluso si usted o yo fuéramos los más positivos del mundo.

Pero además, el gol de Torres devolvió la alegría que por momentos sí vivieron los costarricenses presentes en la Joya de La Sabana. En el primer tiempo el combinado tricolor volvió a emocionar, la ilusión regresó con la “mejor” versión ofensiva de este conjunto.

Como es usual, Joel Campbell guió cada intento costarricense; de inició a fin el delantero fue el más destacado, pero también se acompañó de un atrevido Aarón Suárez, quien inexplicablemente salió del campo en el descanso.

José Guillermo Ortiz gozó de más oportunidades frente al marco de las que ha tenido en prácticamente todas sus participaciones. Sin embargo, tanto él como otros ticos, toparon con una gran actuación del guardameta Luis López, quien impidió que (casi) todos los reflectores se fueran sobre Keylor Navas.

Es como escuchar una historia repetida, pero es la realidad, el guardameta del PSG regresó a la titularidad para recordarnos que sus ausencias van más allá de polémicas y lo realmente determinante es tenerlo en el campo, porque la garantía es muy alta.

Costa Rica tuvo su mejor versión en ofensiva de toda la eliminatoria. Tuvo presencia, se acercó con argumentos, todo eso durante 60 minutos o gran parte de ellos. El gol de Óscar Duarte no llegó por casualidad, sino por capacidad.

Pero después Navas tuvo sus tareas más complicadas y por poco saca todas, hasta el minuto 34, cuando no pudo hacer nada ante el remate pegado al palo de Romell Quioto.

La Nacional bajó su rendimiento considerablemente, aunque aún así tuvo otras ocasiones frente al marco. Volvió a ser un equipo sin control de pelota, con más ganas que ideas. Tampoco había resultado las variantes, pero nunca renunció.

Se volvió al conocido y desesperado argumento de utilizar a Kendall Waston como delantero, sin saber que el cabezazo salvador llegaría desde otra ruta. Gerson Torres había aparecido poco, pero supo estar en el lugar y momento adecuado.

Las velas se volvieron a encender. Joel Campbell puso de nuevo su corazón y talento; Venegas peleó, Torres acertó y Tejeda recordó de lo que sí puede presumir esta selección.

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