Cuando un adolescente está en quinto año de secundaria, el tiempo se vuelve indispensable para finalizar la etapa colegial y superar el bachillerato, además de las actividades extracurriculares.
Pero, el ritmo diario se intensifica cuando ese estudiante también es deportista, como le sucede a los futbolistas de la Selección Nacional Sub-17 que estarán en el Mundial de la India.
Muchos de los jóvenes que integran este grupo están acostumbrados a cumplir con horarios de entrenamiento desde hace tres o cuatro años, pero reconocen que la exigencia se elevó camino a la cita planetaria.
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Asistir al colegio se convirtió en una práctica poco común, pues su día empezaba a las 6 a. m. en el Proyecto Gol, en San Rafael de Alajuelan, de donde salían entre 11:30 a. m. y mediodía, con entrenamientos de doble sesión.
Recolectar la materia con los compañeros, las tutorías por aparte e incluso estudiar entre viajes con la Tricolor tuvieron que ser parte del día a día de los seleccionados.
Con esos esfuerzos cumplían dos sueños: concluir el colegio y asistir al torneo más importante de la categoría.
"Ha sido complicado, pero mi mamá siempre me ha dicho que uno, con sacrificio y esfuerzo, todo lo puede lograr y gracias a Dios saqué quinto y ahora solo estoy concentrado en el Mundial. Después hago el bachillerato", comentó el volante Amferny Arias.
Esa es la actitud que caracteriza a estos muchachos que debutarán en India el próximo 7 de octubre, ante Alemania, a las 5:30 a. m., hora tica.
Por su parte, Christian Muñoz estudió en el instituto de Saprissa, por lo que recibió facilidades, como dejar de asistir a clases hace mes y medio, pues la dinámica con el equipo patrio lo obligaba a ello.
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"Todo es parte del esfuerzo para el futuro. Cuando había exámenes, ponen las fechas y solo llego a hacerlos", mencionó el mediocampista.
Desde noviembre del año anterior, cuando empezó el torneo Uncaf, los futbolistas aumentaron sus tutorías y ponerse al día con la materia era fundamental para no perder el hilo, reconoce Fernán Faerron, el zaguero de 1.83 metros de estatura.
"La verdad es cierto que es difícil, pero si uno sabe lo que quiere... Los compañeros salen y hay fiestas, pero uno no puede. Uno se tiene que acostar temprano, levantarse temprano y adecuarse a los horarios".
Apartarse de las actividades sociales fue prácticamente obligatorio para que pudieran ganarse un campo para la Copa del Mundo.
Para Andrés Hernández, eso simplemente es parte del sacrificio y lo ve como un "requisito" más.
"A veces me meto al cuarto a estudiar desde las tres de la tarde y cuando uno se da cuenta, son las 11 de la noche, pero esto es el sueño de nosotros. No es tanto un sacrificio, sino es parte necesaria para llegar al sueño", explicó.
Un día antes del viaje a Málaga, España, donde la Nacional termina su preparación, Hernández hizo su último examen para poner punto final al quinto año. El equipo patrio salió el viernes anterior.
Él y sus compañeros desean llegar lo más lejos posible en el Mundial, pero si esto no se da, el 31 de octubre tendrán que empezar las pruebas de bachillerato.
"No hay ninguna frontera que diga que uno no lo puede hacer", sentenció el joven.
Después de jugar ante Alemania (7 de octubre), la Selección Nacional enfrentará a Guinea, el 10 de de ese mes, y cerrará ante Irán, el 13 de octubre. Todos los juegos serán a las 5:30 a. m.