Fiama Hidalgo: ‘Mi mamá no quería que jugara fútbol y hoy no se pierde ningún partido’

La futbolista de 18 años considera que este Mundial Femenino Sub-20 les puede abrir muchas puertas a las ticas. Como jugadora, ella ganó su primera lucha en su propia casa

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Fiama Hidalgo fue titular contra Australia, repitió frente a España y es muy probable que este martes también sea una de las once de arranque contra Brasil, en el último partido de la Selección Femenina Sub-20 de Costa Rica en este Mundial en casa.

La futbolista de 18 años está contenta con lo que ha alcanzado hasta el momento, porque su primera lucha la ganó en su propia casa.

También se siente orgullosa de ver a sus compañeras en la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA Costa Rica 2022, porque más allá de los resultados, todas han corrido desde el principio y hasta el final.

“Todas las que estamos aquí hemos hecho esfuerzos, sacrificios, cosas que hemos dejado de hacer por acostarnos temprano, por ir a entrenar, es algo increíble. Jugar un Mundial Sub-20 es algo increíble, es un evento a nivel global que es visto en todo el planeta y yo sé que esto nos puede dar muchas oportunidades a todas, porque esto apenas empieza”, expresó Fiama Hidalgo.

La pandemia alteró los planes originales del fútbol femenino y ella dice que sintieron tristeza por las chicas que soñaban con su Mundial y que no lo pudieron jugar.

“Era el Mundial de ellas y a nosotras, que en ese momento éramos Sub-17 nos tocaba jugar el Mundial de la India, pero al final fue alegría porque era un Mundial en nuestro país, ya estábamos clasificadas, no había que jugar el Premundial y nos dio mucha alegría y jugar al frente de nuestra gente es espectacular”.

Fiama Hidalgo cuenta que desde pequeña siempre estuve pateando bola y que la primero que tuvo fue de peluche.

Ahí empezó todo, incluida esa lucha en la casa, donde logró que el balón le ganara un duelo férreo al violín.

“Mi mamá no quería que jugara fútbol y hoy no se pierde ningún partido, intentó ponerme a tocar violín para que no jugara, pero al final yo no pude. Hubo un día que le dije: ‘Mami, yo no puedo, necesito jugar’ y estar en un equipo fue difícil para mí, porque empecé jugando con hombres, con mis primos en el barrio, con dos piedritas a cada lado como los marcos”, recordó.

Primero ingresó a una academia cerca de su casa para que no les quedara tan largo.

“Yo vivo en Pozos de Santa Ana, pero no habíamos investigado para ver si había un equipo cerca. Estuve en una academia femenina y luego llegó un visor de la Selección y me llevó a un proceso Sub-15 y ahí me di a conocer en la Federación”, destacó.

Cuando iba a cumplir los 15 años, Fiama Hidalgo decidió buscar un equipo y fue a tocar las puertas de Dimas Escazú.

“Fue una oportunidad bastante grande porque pude jugar torneos U-17 y ya darme a conocer más porque son torneos de alto rendimiento y luego me subieron a Primera”.

Y en cada partido, la primera que está presente es su mamá, porque hoy por hoy ella se siente muy orgullosa de ver a su hija realizada como futbolista y soñando con más.

“A mi mamá ahora le encanta verme jugar, ha sufrido mucho por la pandemia, que cerraron los estadios y no me podía ir a ver jugar. Ahora ella no se pierde un partido mío, ni mi tía, ni mi padrino, ni mi papá, ninguno (ríe...)”.

El fútbol le permitió crecer y se marchó a estudiar en una universidad en Estados Unidos.

“Quiero terminar mi carrera, poder darme a conocer allá también para poder si se me da, llegar a ser una jugadora profesional. La Sub-20 es el último proceso para llegar a la Selección Mayor y eso es algo que todas queremos, llegar ahí, poder estar en ese cambio generacional”, finalizó Fiama Hidalgo.