Falta de seguridad fue ‘el punto de quiebre’ para suspender juego de la Selección

Imposibilidad de contar con Fuerza Pública obligó a trasladar juego de la Sele para sábado

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“El juego está en pie”, repetía una y otra vez la Fedefútbol ante los rumores de suspensión, hasta que el anuncio del ministro de Seguridad, Gustavo Mata, puso en vilo el enfrentamiento Costa Rica-Honduras: “Descarto de una vez que podamos colaborarle a la Federación Costarricense de Fútbol”.

Era cerca del mediodía, cuando el jerarca de la seguridad disipó algunas versiones contradictorias. Mientras la oficina de prensa del Ministerio de Seguridad informaba a las 11:18 a. m. de que los 600 policías asignados al partido estarían atendiendo la emergencia, la Federación aseguraba –tan solo ocho minutos después– que las autoridades de Gobierno habían confirmado la ayuda para el juego.

“Imposible”, expresó el ministro, a consulta de La Nación.

La noticia tomó por sorpresa al mismo presidente de la Fedefútbol, Rodolfo Villalobos, consultado de inmediato por este medio. El jerarca incluso prefirió no referirse al tema.

Ahí empezó verdaderamente la suspensión y reprogramación del juego y no desde la mañana, cuando los rumores, las constantes preguntas de la prensa y alguna que otra publicación obligaron a la Federación a desmentir.

El punto de quiebre no fue el clima, que según el Instituto Meteorológico Nacional, iba a mejorar poco a poco; tampoco el estado de la gramilla del Estadio Nacional, en perfectas condiciones según su encargado, Ricardo Chacón. Tampoco, la dificultades de la selección hondureña, cuya llegada prevista para mediodía se postergó hasta casi las cinco de la tarde, luego de una larga escala en El Salvador, por las condiciones climatológicas. El momento determinante fue la decisión del Ministerio de Seguridad.

“A partir de ese momento hay un punto de quiebre”, admitiría Rodolfo Villalobos varias horas después, cuando se anunció la reprogramación del partido para sábado a las 4 p. m.

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Habían pasado muchas conversaciones, incluyendo una con Óscar Ramírez, el análisis de posibilidades, llamadas a FIFA, a los dirigentes de Honduras, al ministro de Seguridad.

“No podía correrse el riesgo de hacer una actividad que puede implicar la celebración y en la que Fuerza Pública no iba a estar”, comentó Villalobos, una vez lograda una solución.

El partido no podía reprogramarse más allá del sábado, dadas las 72 horas de descanso exigidas por FIFA entre un partido y el siguiente.

La jornada del próximo martes, la última de la hexagonal de la Concacaf, se convirtió así en la pared ante la espada.

Con la afición expectante, la prensa encima, el equipo hondureño en suelo costarricense, Jorge Luis Pinto sugiriendo jugar de una vez el viernes –como estaba–, la FIFA al filo de la medianoche en Zúrich..., la Fedefútbol llegó a un acuerdo con la Federación catracha y presentó al máximo organismo del fútbol mundial una carta en la que el Ministerio de Seguridad costarricense se compromete a ayudar con la seguridad si el partido se juega en la tarde del sábado.

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“Esperamos que todo regrese a la calma –confirmó a este medio el ministro–. Según reportes que tenemos a la mano, ya ahí podemos establecer una operación, no con 600 policías, pero la Policía Municipal nos va a ayudar con una parte importante”, declaró Mata.