Panamá se hundió al fallar penales y Costa Rica consiguió el pase a la final

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

La Selección de Panamá se topó con la presión y no la supo manejar. Y ese detalle dictó la sentencia ayer en Houston, Texas.

Venció 2-0 a Nicaragua en el estadio BBVA Compass, pero no le alcanzó para sacar a Costa Rica, que se benefició por una mejor diferencia de goles y estará una vez más en una final de la Copa Centroamericana, en su edición XIII.

En los partidos del grupo A –el domingo contra Costa Rica y ayer ante Nicaragua–, los pupilos del técnico Hernán Darío Bolillo Gómez gozaron de la ventaja del cobro de dos penales a su favor, que no supieron llevarlos a la red.

El apremio sicológico fue demasiado. El primer fallo fue para el volante del Herediano, Gabriel Gavilán Gómez, pues su remate fue repelido en forma sensacional por el arquero tico Patrick Pemberton, en el último suspiro.

Este partido finalizó 2-2 en forma angustiosa en Dallas, Texas.

Ayer el villano fue Darwin Pinzón, del Sporting San Miguelito, quien no tenía ni un minuto de haber ingresado de cambio en lugar del inoperante Roberto Nurse. Un error del Bolillo Gómez designarlo para el cobro crucial.

Esa responsabilidad le correspondía a algún compañero que llevara el pulso del partido, pero la elección del estratega no fue la mejor y el que se lució esta vez fue la mejor figura del encuentro.

El ágil arquero del Estelí, Justo Carlos Lorente, le adivinó el remate a Pinzón y lo repelió al 60’.

Hasta ese momento, Panamá era el amo y señor de las acciones, con mayor posesión del balón y la generación de jugadas por los costados, pero no fue contundente.

Esa resolución en el arco rival lo halló hasta el final, con diferencia de un minuto, con dos goles imparables: el primero al 81’, con un derechazo de Blas Pérez, y el segundo al 82’, con el frentazo de Román Torres. Pero el tiempo se agotó.