Uruguay-Holanda: La garra celeste desafía al talento

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ciudad del Cabo. Uruguay es garra, pasión y Diego Forlán. Holanda es talento y eficiencia. Dos escuelas contrapuestas se citan hoy para buscar un cupo en la final mundialista del próximo domingo.

Los tulipanes llegan como amplios favoritos. Acumulan una hoja de servicios perfecta (cinco victorias consecutivas) y la máquina se ve más aceitada, con algo del brillo que tanto se le reclamaba en los partidos de la primera fase.

Uruguay, a su vez, llega totalmente rezagado en las quinielas. Libra por libra es menos equipo que Holanda; además tendrá cuatro bajas, todas sensibles, y resiente el desgaste de un duelo titánico para sacar a Ghana del ring.

Los charrúas van por ese milagro que cada cierto tiempo sacude el Mundial y cualquier otra competencia deportiva. Sería como un pequeño Maracanazo ante un oponente que tiene todo el derecho de mirarlos encima del hombro.

El equipo de Tabárez reivindica el juego defensivo; aplica la premisa de que cualquier edificio se construye sobre bases firmes. Holanda no llega al futbol total de los años 70, pero trabaja a partir de una intensa posesión de pelota.

Está clara la película de los primeros minutos: la Oranje con el balón en los pies y la Celeste aguardando noticias frente a su área. Puede parecer arriesgado, pero ahí es donde Uruguay se siente más cómodo: protegiendo a su guardameta y diseñando contragolpes de relámpago. Así ganaron sorpresivamente el grupo A y superaron los dos siguientes escalones.

Dinámica. Holanda necesita entretenerse con la pelota. Brasil se la quitó en el primer tiempo y el cuadro tulipán pasó un mal rato.

Los dos equipos presentan futbolistas encendidos. Wesley Sneijder aplica para mejor jugador del certamen, especialmente desde su actuación en los cuartos de final, que ayudó a descabezar al frustrado proyecto de Dunga.

En el bando charrúa, Diego Forlán se encarga de marcar el compás ofensivo. Hoy deberá trabajar turno doble, por la ausencia de su compinche Luis Suárez.

Edinson Cavani podría tomar el puesto de Suárez, pero eso implica abandonar la banda derecha, donde tanto daño suele hacer.

Uruguay es el último representante americano, el único que puede evitar la entronización de un equipo europeo el domingo en el Soccer City de Johannesburgo.

Ya tienen garantizado el recibimiento de héroes cuando vuelvan a Montevideo. Esto lo más lejos que avanzó el equipo en 40 años. Pero todavía no le llega a esos dos combinados que anotaron su nombre en el trofeo Jules Rimet, en el amanecer de los mundiales.

Holanda también llega con viejas deudas históricas. Es una de las grandes selecciones que nunca levantó la Copa. Ya le ganó a Brasil, algo que siempre fortalece la autoestima de cualquier equipo, aunque se traje de esta descolorida versión que la Canarinha trajo a pasear por Sudáfrica. Los de naranja cada partido se ven mejor.

En el duelo de la pasión contra el talento, Holanda está llamada a clasificarse por tercera ocasión a una final mundialista. Eso dicen los pronósticos. Pero la Celeste tratará de demostrar una vez más que en este deporte maravilloso no existen los imposibles.