Temporada llena de perfección y polémica

Dos serpentineros han pasado a la historia luego de juegos perfectos

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El punto medio del calendario de las Grandes Ligas no ha llegado, pero esta temporada ya tiene un puesto asegurado en los anales del beisbol mundial.

Los elusivos juegos perfectos –solo ha habido 20 desde 1869– le han dado un cariz especial a la campaña 2010.

El 9 de mayo, el zurdo de los Atléticos de Oakland, Dallas Braden, necesitó 109 lanzamientos para retirar en orden a 27 bateadores de los Rays de Tampa Bay, consagrándose como el brazo 19 en terminar un encuentro sin hits , carreras, bases por bolas o anotaciones en contra.

Tal perfección fue igualada el 29 del mismo mes por Roy Halladay, de los Filis de Filadelfia ante los Marlines de Florida.

Por segunda vez en la vetusta historia de La Gran Carpa , se registraban dos juegos perfectos en el mismo año de competición.

En 1880 fueron Lee Richmond (Worcester Ruby Legs) y John Montgomery (Providence Grays).

Pero la historia, que poco a poco se convertirá en leyenda –cuando los que estuvieron presentes en el Comerica Park de Detroit el 2 de junio del 2010 comiencen a narrar lo ocurrido–, tenía guardado un capítulo más a la saga.

El venezolano Armando Galarraga tomó como suya la lomita ese día ante los Indios de Cleveland.

Con un guante en la mano izquierda, el derecho empezó a recetar outs a diestra y siniestra.

A un jugador del perfecto, Galagarra vio cómo el umpire de primera base, Jim Joyce, se equivocaba y declaraba safe al novato Jason Donald, luego de un roletazo hacia Miguel Cabrera.

El envío del inicialista llegó a tiempo para que Galagarra sellara su pase a la historia.

El error, luego aceptado por Joyce, es parte del acervo.

Galagarra no solo estuvo a un out de convertirse en el serpentinero perfecto, hubiera además hecho de la temporada 2010, la de los juegos incólumes.

La situación ha revivido la conversación acerca de la repetición instantánea: mientras que unos claman a gritos por ella, el mandamás de la liga confirma que el tema se va a revisar, pero la decisión está escrita en piedra y el juego no fue perfecto.

Las lágrimas de Joyce no fueron suficientes para mover al comisionado Bud Selig y la temporada sigue su inexorable camino hacia la Serie Mundial, con mucha historia antes del desenlace. Para esta nota se utilizó información de AP y mlb.com