Para Andrey Amador será imborrable su día rosa pese a vivir un calvario

Tuvo agallas para afrontar seis subidas salvajes aunque se sentía mal por resfrío

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Andrey Amador presentía que la maglia rosa que vestiría, durante la etapa reina del Giro de Italia, la llevaría tan solo un día debido a la dureza del recorrido y porque estaba enfermo para la gran batalla.

El tico optó por disfrutar su momento; sonrió como nunca, fue el centro de atención por su indumentaria rosa y lo que le dio más orgullo fue que, en el Giro, no hubo quien no mencionara a Costa Rica, el país que lo vio nacer el 29 de agosto de 1986.

Amador aguantó más de lo que él mismo creía en esos despiadados 210 kilómetros entre Alpago y Corvara.

Allí, tuvo que afrontar seis subidas salvajes en la cordillera de las Dolomitas.

Escaló Pordoi (1.ª categoría), Sella (2.ª), Gardena (3.ª) y Campolongo (2.ª) sin tantas complicaciones, pero faltaba lo más duro: Giau (1.ª) y Valparola (2.ª).

Al escalar Giau, ya se veía fatigado, con su maglia rosa abierta y con un rostro que evidenciaba el sufrimiento por la dureza.

“Fue un día bastante difícil. El equipo estuvo de 100. Yo tuve problemas en el Giau, pero pude recuperar en la bajada. Obviamente, en Valparola nos metimos en problemas de nuevo y ya era muy difícil volver al grupo”, manifestó Amador.

Agregó: “No era el mejor día ni recorrido para mí”.

La montaña ya se había encargado de eliminar corredores, fue una especie de sálvese quien pueda, y el problema para Movistar Team fue que Amador y Alejandro Valverde se quedaron sin ningún peón, mientras que Vincenzo Nibali (Astana) llevaba un par de hombres a su lado.

Valverde quedó descolgado en el último de esos seis puertos, tras una aceleración de Nibali.

“Andrey Amador, conocedor de sus limitaciones y lejos de derrumbarse por la presión, demostró las virtudes de todo un ‘pedalista’ peleón: la paciencia y saber soportar la agonía”, describió Movistar Team.

Quedaban 28 kilómetros para la meta y, como se dice en el ciclismo, Andrey ya iba vaciado (sin fuerzas), pero, con muchas agallas, sacó un segundo aire, no tanto para luchar por el rosa que portaba, sino para tratar de impulsar a Valverde, quien vivía su propia crisis en un día que fue todo un calvario para él.

“Aquí vamos, sufriendo mucho, porque llevo dos días con una gripe que me tiene un poco limitado, pero dentro de todo, estoy contento porque pude ser líder”, le expresó Andrey a La Nación .

“La verdad es que haber corrido este día usando la maglia rosa será algo inolvidable para mí. Es un sueño hecho realidad, porque vestir el rosado en el Giro es algo que siempre soñé. Mi familia lo pudo disfrutar aquí conmigo y yo creo que también fue algo bonito para Costa Rica”, apuntó.

Andrey perdió el liderato, pero tampoco se desplomó, pues ahora es quinto en la general, a 3:15 del holandés Steven Kruijswijk (LottoNL).

Según el tico, esta historia no ha terminado y pese a que Valverde es cuarto, a 3:06, está seguro de que la remontada es posible.

Este domingo se correrá la temida cronoescalada de 10,85 kilómetros con final en el Alpe di Siusi. Andrey tomará la partida al ser las 8:34 a. m. (hora de Costa Rica).