Orden reina en  calles de Guadalajara

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Hay muchos más carros que en San José, pero las calles de Guadalajara están siempre con una circulación constante y las presas se presentan solo ocasionalmente.

Entonces, la pregunta que me asaltó fue, ¿cuál es la particularidad de esta ciudad, que tiene un tráfico constante, fluido, regular y sin aglomeraciones?

No creo que haya una sola respuesta, sino que debe ser una combinación de múltiples causas. Tal vez una sería que la capital del estado tapatío es un inmenso valle, por lo que no hay grandes cuestas, lo que ayuda mucho.

La canción lo dice con suma claridad: “Guadalajara en un llano, México en una laguna'” Y así es; esta ciudad es plana, tanto que el ciclismo de montaña debió realizarse en Tapalpa, un pueblito a tres horas, lindo, acogedor, lleno de gente sencilla, calles empedradas y muy frío en la mañana.

Pero dejando de lado la geografía, hay elementos que permiten un flujo vial muy regular. Se trata del respeto a las señales de tránsito. Aquí la gente es muy culta y conoce muy bien las reglas y hasta sabe perdonar los errores que cometemos los extranjeros.

Perdido. El sábado, en compañía de Juan Diego Villarreal, de Al Día , estábamos perdidos y no mirábamos cómo diantres podíamos llegar a nuestro hotel.

Por cualquier camino que tomáramos, encontramos que volvíamos al mismo lugar. Sin salida, nos orillamos y una patrulla de la Policía nos dirigió hasta que estuvieron seguros de que ya podíamos seguir sin ayuda.

También están lo que aquí llaman glorietas y nosotros conocemos como rotondas. Pero en Guadalajara son mucho más amplias y ofrecen más carriles y salidas, lo que hace que el tránsito no se atasque en las autopistas.

En las glorietas hay muchas personas que se “ganan” la vida de diferentes formas: desde vender chucherías hasta lavar el parabrisas de los que se detienen.

Estos últimos utilizan una técnica infalible. Cuando un carro para, de inmediato rocían en el parabrisas un líquido espumoso blanco, pero solo del lado del copiloto. Ese es el secreto.

Si no se rechaza explícitamente el “servicio”, de repente sale otro y limpia el lado del piloto, todo con una rapidez extraordinaria. Luego piden su “paga” y se van corriendo al carro siguiente.

Si el piloto se niega a que le den el lavado, pues simplemente se van a otro vehículo y no “pierden” mucho, como si echaran jabón sobre todo el parabrisas.

Pese a esta legión de gente en las rotondas, el tránsito es rápido y las presas, algo raro.