“Operativo guerra” de los periodistas

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Johannesburgo. El futbol tiene siempre algo de “guerra”, pero en el Mundial de Sudáfrica esa palabra no se aplica solo a la disputa sobre el campo de juego.

Ante los elevados índices de criminalidad en el país, agencias de noticias internacionales adoptaron medidas de seguridad para sus enviados.

Una de ellas exigió que buena parte de sus representantes dedicara toda una jornada a participar en un “curso de supervivencia”, en el que aprendieron, entre otras cosas, que si se encuentran con un asaltante deben “entregar todas sus pertenecencias gentilmente”, evitando movimientos bruscos.

“Fue el día de trabajo más aburrido de mi vida”, dijo a DPA un reportero de esta agencia, quien, lo mismo que sus colegas, recibió un certificado de participación.

Otra agencia prohibió a sus enviados salir en vehículo por las noches fuera del elegante barrio de Sandton –el más rico y seguro de Johannesburgo–, donde se concentra una parte significativa de los 15.000 periodistas acreditados para el Mundial.

En las casas de los ricos habitantes de Sandton, los jardines están rodeados por cercas electrificadas y en todas las puertas hay un cartel que advierte que cualquier intento de invasión recibirá “una respuesta armada” de la seguridad contratada por el propietario.

La protección de un guardaespaldas armado con una pistola nueve milímetros cuesta hasta unos 550 dólares por día.

Este parece ser un precio bajo con tal de asegurar que, al final del Mundial, la persona protegida podrá regresar a su país viva, entera y con todas sus pertenecencias.

Los robos y atracos a periodistas, a su vez, ya afectaron a españoles, portugueses, alemanes y chinos. Afortunadamente, nadie salió lastimado y las pérdidas fueron solamente materiales.

El incidente más sonado fue el asalto en un hotel en Magaliesburgo, donde los delincuentes se llevaron dinero y equipos de un periodista español y dos portugueses.

Pocas horas después de la denuncia se anunció el arresto de los tres asaltantes –dos zimbabuenses y un nigeriano– y la devolución del botín a sus dueños.

Y el sábado anterior; es decir, , tres días después de que ocurrió el asalto, una de las 56 Cortes de Justicia rápida creadas para el Mundial condenó a dos de los criminales a 15 años de cárcel por robo con agravantes, e impuso al tercero una pena de cuatro años de arresto, por encubrimiento.