Leonardo Chacón vivió su revancha en Río

El liberiano fue el tercer mejor latinoamericano de la prueba y finalizó a 4:05 del campeón, el británico Alistair Brownlee, quien ganó su segunda medalla de oro de forma consecutiva

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Río de Janeiro. Leonardo Chacón siempre soñó con competir en unos Juegos Olímpicos y se va con la satisfacción de que esa meta la cumplió en dos ocasiones.

Su primer intento fue fallido, cuando estuvo muy cerca de ir a los Juegos de Pekín 2008.

En lugar de tirar la toalla, el liberiano trabajó con más fuerza y acudió a Londres 2012, donde se cayó en la bicicleta y a punta de coraje culminó la prueba de 48°, ensangrentado y llorando.

Ante el mundo, ahí se proyectó como un guerrero, pero él quería demostrar que estaba para más.

Su revancha la tuvo en la exuberante playa de Copacabana, donde finalizó en el puesto 30 y eso es algo que lo deja con la satisfacción del deber cumplido, porque fue la última vez que participó en un triatlón olímpico.

“Realmente estuvo muy dura la carrera”, consideró el tico.

Leo completó los 1.500 metros de natación en el puesto 41, con 18:11. Mientras salía del agua y tomaba la bicicleta, se demoró 48 segundos en esa transición.

El liberiano comenzó a pedalear con mucho ritmo, pero sus rivales también iban a tope.

En los casi 40 kilómetros de ciclismo (fueron 38,48 kilómetros) descontó posiciones; se puso de 27°, acumulaba 1:14:42 y marchaba a 1:25 del puntero.

En la segunda transición duró 38 segundos y comenzó los 10 kilómetros de atletismo.

Al final cruzó la meta en el puesto 30, con 1:49:06, a 4:05 del británico Alistair Brownlee, quien se dejó de nuevo el oro.

Leo fue el tercer mejor triatleta latinoamericano en Río 2016.

Copacabana estuvo más caliente de la cuenta, casi a 35 grados, pero eso no intimidó a un Leo que estaba listo para eso y para emprender ese desafío que tenía consigo mismo.

Llevaba la instrucción de ir de forma progresiva y trató de cumplir el guión al pie de la letra.

Esta vez no hubo percances y él terminó intacto, a diferencia de muchos triatletas que tuvieron que ser trasladados en silla de ruedas para que los revivieran, porque más de uno acabó mal, afectados por el golpe de calor y otros estaban deshidratados.

El nacional solamente pidió hielo para refrescarse un poco.

Leo no hará más triatlón de este tipo, pero no es el final de su historial deportivo, más bien está por arrancar un nuevo capítulo.

Chacón ahora quiere enfocarse en otra modalidad del triatlón: el Ironman, que es una prueba de más resistencia, de 3,86 kilómetros de natación, 180 de ciclismo y 42,2 de atletismo.

Leo está más que tranquilo, dio todo lo que tenía y a diferencia de lo que pasó en Londres, esta vez no hubo lágrimas de frustración: en Río 2016, él disfrutó la satisfacción de ver que sí podía y una vez más se sintió realizado.