Leonardo Chacón se animó a ver su carrera en Londres casi cinco años después

Admite que tuvo un trago amargo mientras observaba cada detalle de ese día

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Hace exactamente cinco años, el 7 de agosto de 2012 es una fecha que Leonardo Chacón quisiera borrar de su mente, pero al mismo tiempo fue un día de mucha enseñanza, aunque en ese momento no lo sabía.

Leo estaba en sus primeros Juegos Olímpicos. El anhelado sueño había llegado y también se había ido, al menos durante un instante, por culpa de una caída.

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"Fue algo que no quisiera recordar nunca más", afirma mientras admite que hasta hace poco no se había atrevido a ver la carrera completa; antes de eso solo había visto extractos.

Un día que estaba trabajando en su tienda, Momia Multisport, el muchacho que le ayuda encontró el video y le dijo que lo pusieran.

"Al final terminamos pegados al tele los de la tienda, y los clientes que iban entrando veían el video. Nunca lo había visto completo, solo como partes de la salida y después la caída; nunca quise ver lo que pasó después".

Años desde ese episodio, al liberiano todavía le afecta observar las imágenes y recordar lo sucedido.

"(...) Hasta tragaba amargo hace unos días cuando vi que del agua salí en el puesto 16, a solo 14 segundos del grupo principal, todo estaba sucediendo como mágicamente... hasta el momento de la caída. Es algo que sigue siendo amargo para mí, no lo podía creer, pero aquí estamos", asegura.

En el calor de aquel momento no solo sintió dolor físico por el desgarre en el cuádriceps y otras lesiones, también experimentó la rabia de que le tocara vivir esa experiencia.

"Me preguntaba: ¿por qué a mí? ¿por qué en esa carrera? ¿por qué no solo se cayó este tipo (Simon Whitfield, quien provocó la caída)?".

Pero fiel a su estilo, Chacón sigue sacando las conclusiones positivas de ese capítulo que lo marcó de por vida.

"Gracias a Dios sucedió, me di cuenta de cosas, que uno en la vida no solo se puede autrocriticar por un puesto o una medalla, sino en cómo hacés las cosas. Ese día era mi trabajo y traté de cumplirlo de la mejor forma posible, eso me lo hizo ver la gente cuando llegué a Costa Rica. No es un puesto del que estoy orgulloso, pero estoy orgulloso de haber terminado la carrera y llevado con honor la bandera".

La decisión de terminar se basó en que no sabía si iba a tener una segunda oportunidad de representar al país en otros Juegos Olímpicos.

Además, recordaba todo lo que le había costado llegar hasta Londres, luego de haber superado una frustración en el proceso hacia Pekín 2008, que incluso lo llevó a pensar en el retiro.

En Mazatlán, México, el nacional solo necesitaba terminar una competencia para sellar su boleto a esos Juegos Olímpicos, pero una bolsa de basura se atravesó en su camino y le quebró el pasador de la bicicleta... y su ilusión.

"Cuando volví de ese viaje, me mató que dos patrocinadores me dijeran que no podían asociar su imagen con un perdedor y no me dieron el derecho de explicarles lo que había pasado. Emocionalmente fue duro".

Leo veía cerca un retiro anticipado, hasta que habló con sus padres, Eugenia Corrales y Rafael Chacón.

"Estaba completamente decaído -rememora su papá-, tuvimos que aplicar lo de papá, mamá y en una esquina de la casa le dije: '¿querés seguir haciendo lo que amás? Entonces hay que levantarse, las oportunidades llegarán. Fue difícil levantarle el ánimo, gracias a Dios pudimos convencerlo".

Probablemente, esa fue una de las etapas de su vida que lo preparó para que la caída en 2012 tampoco le derrumbara su carrera.

"Razonar lo que sucedió después (con el apoyo de la afición) creo que no me hizo mejor atleta o deportista, pero me hizo mejor ser humano y me sensibilizó. Cada uno toma las riendas de su función en la vida, yo no tengo de qué quejarme, soy feliz, cada quien ve lo positivo o negativo de acuerdo a cómo lo quiera ver", añadió.