Desamparados. En la Villa Olímpica los obreros chorreaban el asfalto, mientras que en el Liceo Luis Dobles Segreda las gimnastas esperaban para poder ingresar al sitio donde competirían en medio de una nube de polvo. Sí, los XXXII Juegos Nacionales iniciaron con las típicas carreras de siempre.
Sin embargo, así como se critica hay que señalar lo bueno. Las instalaciones que sí se terminaron a tiempo lucían muy bien.
Así no más se pasó al trajín de la competencia y las medallas.
Miles de adolescentes –algunos entrados en la adultez– se repartieron en las multitudinarias sedes para competir con sus pechos cargados de alegría e ilusión.
La natación es la prueba reina de los primeros días de las justas. Solo ayer se realizaron 32 finales en las que se repartieron 32 medallas de oro, 32 de plata y 32 de bronce.
La primera en ver coronado su esfuerzo fue Laura Venegas, de Belén. Ella tuvo el lujo de ser la primera medallista de Desamparados 2012.
El primer varón en colgarse el oro del pecho también fue de Belén, su nombre: Arnoldo Herrera.
Las dos primeras competencias, de 800 metros estilo libre se desarrollaron sin mucha emoción. Así las que siguieron.
Poco a poco se fueron recortando las distancias en las pruebas y la emoción fue en ascenso. No es lo mismo un cierre sin pelea, como el de los 800 metros, a la milésima de diferencia que, a veces, define las medallas de los 100 metros.
Para las últimas competencias en la corta piscina de Desamparados se programaron los relevos. Ahí las diferencias sí se hacen muy marcadas: una piscina de distancia entre primer y segundo lugar, otra entre segundo y tercero... Pero las gargantas ya estaban encendidas y el poco público presente (en su mayoría compañeros de equipo) vitoreaba hasta un cuarto puesto.
En deportes colectivos, que también iniciaron ayer, las barras y la emoción suelen ser mayores. Arrancaron el futbol, futsal, baloncesto, voleibol y beisbol.
Problemas en gimnasia. Las chicas de la gimnasia corrieron con la peor suerte. Para cuando entraron al gimnasio se toparon con una nube de polvo que las acompañó a lo largo de toda la competencia.
Aquellas con problemas respiratorios usaron máscaras.
Ni el público la pasó bien, pues los asistentes se tuvieron que sentar en el piso polvoriento ante el atraso con las graderías.