Si el pasado 14 de julio, cuando se fracturó la tibia le hubiesen dicho que iba a ganar la Vuelta a España , Alberto Contador habría pensado que se trataba de una broma.
Pero aquella tragedia que sufrió en la décima etapa del Tour de Francia fue lo que hizo sacar a relucir una vez más su tolerancia al sufrimiento y su poder en bicicleta.
La primera vez que trató de escalar tras la cirugía, Contador sintió que no podría ir a la Vuelta y de inmediato descartó su presencia.
En la cuenta regresiva para la ronda española, Contador sorprendió al mundo, al anunciar que sí sería el capitán del Tinkoff Saxo.
No se sabía si era por ego, por saciar una necesidad, por capricho, porque el equipo quería verlo en carretera, o porque realmente estaba recuperado de la lesión y había vuelto a ser el Alberto de siempre.
Esa lesión no lo ponía como el candidato número uno, pero tampoco se podía sacar del llavero, porque Contador, es Contador.
Resistió todos los ataques y ayer, en la víspera de su coronación, fue capaz de apoderarse del último episodio de alta montaña .
Ahí protagonizó un nuevo mano a mano de ensueño con el británico Christopher Froome (SKY) y el español Alejandro Valverde (Movistar Team), quienes lo acompañarán en el podio, a no ser que ocurra algo excepcional en la contrarreloj final de hoy, con 9.7 kilómetros en Santiago de Compostela.
Su tercer título en Vuelta a España llega después de una lesión superada en tiempo récord.
“Ningún año he trabajado tanto como el 2014 y la única ‘espinita’ clavada que tengo es la de saber hasta dónde podía llegar en el Tour”, confesó Contador.
El costarricense Andrey Amador volvió a tener una actuación destacada en la montaña y ayer culminó la etapa en el puesto 28, 10:28 de Alberto Contador. En la general, el tico marcha en la posición 30.