La travesía de la selección femenina de fútbol americano para regresar al país contada por una de sus integrantes

El cierre de fronteras en Honduras puso en jaque a la representación tica en ese país

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La Selección Nacional femenina de fútbol americano vivió una verdadera odisea para regresar al país, luego de su participación en un torneo de este deporte en Tegucigalpa, Honduras.

El equipo nacional tenía programado su regreso al país para el pasado lunes, pero el domingo 15 de marzo el gobierno hondureño ordenó el cierre de fronteras debido al covid-19, lo que dejó varadas a las representantes ticas.

“Cuando nos dimos cuenta fue un poco estresante. Íbamos a un lugar que se llama Valle de Ángeles, en Tegucigalpa, y en el radio del bus iban dando las noticias y dijeron que se cerraban las fronteras. Hubo un ataque de pánico entre muchas chicas porque no sabíamos qué iba a pasar. Fue un poco estresante”, explicó Laura Hernández, jugadora nacional.

Ante esta situación, las ticas no pudieron tomar el vuelo que salía el lunes rumbo a Costa Rica, pero ese no era el único problema, pues no tenían los recursos económicos para costear su estadía en Honduras.

Ahí fue donde el embajador y el cónsul de Costa Rica en Honduras entraron a ayudar a la delegación nacional, pero no fueron los únicos que salieron en auxilio de las nacionales.

“En Honduras la gente fue demasiado linda y atenta con nosotros. Las chicas de la selección de Honduras estuvieron muy pendientes de nosotras, nos mandaron donaciones de agua, cosas de picar, sopas instantáneas. La gente en Honduras se portó super bien”, detalló Hernández.

Ante la situación complicada que vivieron las jugadoras y cuerpo técnico llegó la luz de esperanza cuando les dijeron que podían salir por vía terrestre de Honduras y así llegar a Costa Rica.

“Nosotras desde un principio dijimos que nos íbamos como un equipo y nos devolvíamos como un equipo; no nos íbamos a separar, regresábamos todos juntos. La decisión se tomó en conjunto entre todas”, explicó Laura.

Laura explicó que en su estancia en Honduras tuvieron todas las precauciones necesarias para no contagiarse del covid-19, pues pasaron en sus habitaciones y solo salían a un super mercado pequeño que quedaba muy cerca del hotel para hacer compras, las cuales las hacían solo dos personas con guantes y mascarillas.

Las ticas tomaron el bus que las regresaría a Costa Rica este viernes y en un trayecto sin paradas que duró más de 15 horas pudieron volver al país.

“Los controles migratorios fueron bastante rápidos. Nos bajamos en la entrada a Nicaragua donde nos tomaron la temperatura a todas, pero la gente del bus se encargó de recoger todos los pasaportes y formularios para presentarlos”, comentó la tica.

No obstante, luego de atravesar Nicaragua y llegar a la frontera con Costa Rica se encontraron con la mala noticia de que uno de sus entrenadores, Martín Gutiérrez, no pudo ingresar al país.

“Ahí tuvimos lamentablemente la noticia de que el coach Martín no podía entrar a Costa Rica, porque solo se estaba permitiendo el ingreso a nacionales y residentes, pero él no es ninguna de las dos, por lo que no pudo entrar. Se tuvo que quedar en Nicaragua”, detalló.

Laura confiesa que no fue una situación sencilla para ella y las 35 mujeres de la delegación, más entrenadores, pues no esperaban que ir a representar al país en el deporte que más aman se fuera a convertir en esta situación tan complicada

“Fue estresante, había algunas que manejaban la situación mejor que otras. Tal vez a las chicas que son mamás les afectaba más que a otras porque tenían a sus hijos en Costa Rica. Creo que fuimos un buen equipo para pasar la situación”, dijo Laura.

Tanto Laura como todas las integrantes del equipo recibieron una orden sanitaria para estar en aislamiento por los próximos días. Hasta el momento ninguna ha presentado síntomas de covid-19, pero deben acatar el protocolo para todos los ticos que entran al país.

“Nos piden evitar el contacto con otras personas. Yo estoy en mi casa, encerrada en mi cuarto, el baño que yo utilizo solo lo uso yo. No tengo contacto con mis papás, ellos vienen me dejan la comida en una mesita que está afuera y yo salgo, la recojo. Mi mamá recoge el plato usando guantes y mascarillas”, finalizó.