La torcida llora su inesperado adiós

3 Brasileños vivieron un día de luto luego de la despedida de la Verdeamarela tras su derrota ante Holanda

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Brasilia. Sin apenas creer aún la derrota, Brasil comenzó a buscar un culpable por la temprana eliminación del Mundial de Sudáfrica a manos de Holanda y algunos ya lo encontraron: Felipe Melo.

El portal Lancenet abrió un foro de debate con los internautas: “¿Quién es el responsable por la eliminación: el ataque, la defensa, Felipe Melo o Dunga?”.

Falcao, estrella del brillante Brasil de 1982 que no pudo salir campeón, ya tenía una respuesta, según dijo a la televisión O Globo. “Felipe Melo no era de fiar. Fue incluso un error llevarlo a Sudáfrica”, disparó contra el jugador que anotó un autogol y luego fue expulsado por agredir a Arjan Robben.

Los primeros sentimientos de los brasileños fueron la amargura y la incredulidad al ver cómo el sueño de conseguir la sexta Copa del Mundo se esfumaba por la derrota en Puerto Elizabeth.

La cara del portero Julio César en O Globo, en sus primeras declaraciones tras el pitido final, con lágrimas en los ojos y la expresión desencajada por la incredulidad, es el reflejo de un país que, como cada cuatro años, había puesto una emoción infinita en el Mundial.

“Nadie esperaba la derrota”, dijo Julio César, mientras del otro lado de la cámara se vivía un drama similar en las casas, playas, plazas y bares donde los 190 millones de habitantes se habían encerrado en un silencio que tenía algo de luto.

Minutos después, un “noooooo” de desesperación pudo oírse en una calle de Brasilia, seguido por un cohete que estalló en el cielo y un zumbido de vuvuzela, que esta vez no sonaba en tono de alegría sino de rabia.

“Brasil mostró lo mejor y lo peor en solo un partido”, escribió el diario Estado de Sao Paulo.

“Es muy duro”, decía un seguidor con la cara pintada de verde y amarillo desde Sao Paulo.

“No dan ganas de hacer nada”, lloraba otro en Río de Janeiro.

Sin embargo, otros se lo tomaban con más filosofía. “No siempre se puede ganar”, decía un niño con cara de resignación.

Y llegaron las primeras reacciones oficiales, como la del presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, quien está en África en viaje oficial.

“Como todo brasileño, se quedó atónito frente al desequilibrio emocional del equipo”, dijo su jefe de gabinete, Gilberto Carvalho.

La tristeza se impuso en las 20.000 personas que siguieron el partido en la playa de Copacabana ante una pantalla gigante.

La mayoría de grandes empresas había dado el día libre a sus trabajadores y los hinchas llenaron bares y plazas por todo el país.

Pero hay muchos que piensan que todo puede ser aún peor: que Argentina gane en Sudáfrica y llegue a Brasil 2014 como campeón.