La reconstrucción de un gran sueño

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A principios del 2006 un grave error hizo caer en la peor de las pesadillas a Daniel Simmons. El gigante jugador de baloncesto persiguió, escopeta en mano, a un árbitro que lo expulsó en un juego de exhibición.

Simmons nunca dudó en dar la cara y enfrentar su error. Lo que no concebía es que eso lo privara de su pasión más grande: jugar baloncesto.

La Federación lo castigó por cinco años y el mundo se le vino encima a Daniel.

“Era pensar si iba a volver a jugar en algún momento. Dios me da la oportunidad de volver a jugar, obviamente con un cambio de actitud (...). De ahí empieza a dar los frutos”, dijo Simmons.

El basquetbolista estuvo castigado por seis meses. Pero igual se le hicieron insoportables.

Volvió a jugar con el Seminario y, hace tres años, se fue a San Ramón a iniciar un proceso que, según él mismo confiesa, le parecía muy dudoso al principio.

El domingo su trajín fue recompensado. Ganó el título con ARBA como el mejor jugador de la final.

“Me siento muy identificado con lo que se está haciendo aquí en San Ramón. Hay una base de niños y jóvenes que siguen fielmente al equipo y hay un movimiento del baloncesto, a lo que la disciplina se refiere, que es muy grande”, así contó Simmons lo que le significó ganar el primer título para un pueblo que le ha dado más que un equipo para el qué jugar y una casa dónde vivir.

Daniel, de 32 años, valora que la próxima pueda ser su última temporada. Él inició su carrera a los 16 años con el Liceo de Costa Rica, allí ganó los cetros de 1999 y 2000.

Después, Simmons pasó un periplo de ocho subcampeonatos con Barva, Seminario y Saprissa, hasta que recaló en San Ramón.