La carrera de unos; la espera de otros

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Volcán Irazú, Cartago. Cronómetros en cero y tras una señal cientos de atletas comienzan a tomar el recorrido de la carrera.

Para los corredores, es el inicio de una nueva aventura por contar, mientras que para sus familiares y amigos es el inicio de varias horas de espera.

Ayer en el Challenge Irazú no fue la excepción y más bien los familiares tuvieron que lidiar con un congelante frío en el Museo del Volcán Irazú, lugar de salida de las pruebas cortas de 5, 10 y 20 kilómetros de distancia.

“Venimos acompañando a mi yerno (Gustavo Vargas) que está corriendo la (prueba) de 10 km. A nosotros nos motiva verlo llegar a la meta, además, es como un paseo mensual”, narró Teresa Matamoros, vecina de Concepción de San Ramón, y que se abrigó junto a sus nietos en una esquina del museo que ayer se hizo chico para la gran cantidad de gente.

Y es que las pruebas de atletismo se convierten en los paseos dominicales perfectos, pues muchos aseguraron ayer que tras una ducha subirían a tomarse un cafecito con tortilla en algún restaurante aledaño.

Otros le apostaron a visitar el volcán Irazú, pero la neblina y el frió los obligó a abandonar la idea.

La salida de los 5 y 10 km fue un gran tumulto. Con diez minutos de diferencia entre cada uno, los primeros en salir fueron los de la distancia más corta, en la que muchos se perdieron y terminaron haciendo al menos otros 5 km más.

Lo cierto es que caminando, trotando o corriendo, muchos disfrutaron de la adrenalina del evento.