Limón. Jean Pierre Dick, piloto que a bordo del Virbac ganó ayer la regata Transat, afirmó que siempre confió en que sus decisiones eran correctas para llegar en primer lugar a Puerto Limón.
Al igual que su copiloto, el también francés Jérémie Beyou, parecía cansado, hasta desesperado por una buena comida y una taza de café recién hecho.
“Hemos hechos muchas tonterías, en especial, tras el segundo día de competencia, pero eso no comprometió nuestra posición, pues tuvimos un elemento vital a nuestro favor: la autocrítica”, sostuvo el exdueño de Virbac Paprec, una empresa que fabrica y distribuye alimentos para animales, a la que renunció para dedicar todo su tiempo a ganar la Transat.
Añadió que esto le permitió al dúo rectificar el rumbo cuando cometieron algún error de cálculo.
Sostuvo que lo más importante tras el triunfo en Limón es que “no pasamos grandes momentos de soledad, que salimos lúcidos de esta competencia y que llevamos la carrera con gran seriedad”.
El piloto aseveró que en ningún momento pasaron grandes calamidades, aunque reconoció que “hubo giros (del velero) que nos preocuparon, así como la última depresión (a la entrada del Caribe)”.
Consultado por su rivalidad con el Hugo Boss, sostuvo que para vencerlo requirió gran concentración.
“Pero lo más importante fue potenciar nuestras fortalezas, que tienen que ver con el trabajo en equipo que logramos desarrollar”.
Sobre la determinación de ir al norte recién comenzada la carrera, afirmó que nunca pensó que la tormenta fuese tan fuerte. “Por esa decisión nos castigó duro el clima”.