Jugadores de Grandes Ligas creen que David Ortiz debe estar en el Salón de la Fama

Espontáneo y franco cuando habla, Ortiz rebosa un carisma que le ha permitido ganarse la admiración no sólo de sus compañeros, sino de los rivales.

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Boston

El apodo más popular de David Ortiz es "Big Papi", pero sus compañeros de equipo prefieren llamarle "Cooperstown" y tal vez ese alias es el más apropiado para el rey de la ciudad de Boston.

Cooperstown es la pequeña localidad al norte del estado de Nueva York donde se encuentra el Salón de la Fama del Béisbol y donde el dominicano parece embalado a tener una placa con su nombre con unas oraciones que le describan como el mejor bateador designado de la historia, además de un pelotero que no falló en rendir en la postemporada.

Ahora, enlazada a los tres campeonatos de los Medias Rojas en los últimos 10 años, la jerarquía de Ortiz alcanza un nivel imponente.

Su producción en la Serie Mundial ha sido colosal, propia de un extraterrestre.

Ortiz acudió al plato en 25 oportunidades, conectó 11 hits y recibió ocho boletos, produciendo seis carreras.

Su promedio al bate de .688 y el porcentaje de embasado de .760 quedaron como los segundos más altos en la historia del Clásico de Otoño, apenas por detrás de los registros de Billy Hatcher de .800 y .750 en 1990 con Cincinnati.

"Es por eso que le decimos 'Cooperstown'; es que hace cosas de un Salón de la Fama", dijo el receptor David Ross.

"Debe estar en el Salón de la Fama sin lugar a dudas", afirmó Juan Nieves, el puertorriqueño que funge como coach de pitcheo de los Medias Rojas. "Le dio estabilidad y consistencia al equipo".

Espontáneo y franco cuando habla, Ortiz rebosa un carisma que le ha permitido ganarse la admiración no sólo de sus compañeros, sino de los rivales.

"Es tremendo ser humano y un buen compañero, a pesar de no jugar juntos", dijo Carlos Beltrán, el jardinero puertorriqueño de los Cardenales. "A David Ortiz no le puedes desear mal".