Alemania-Inglaterra es, de momento, el plato fuerte en los octavos de final, un choque de esos imprevistos que se dan solo por la debilidad de alguno de los favoritos.
Los teutones cumplieron en el grupo D al terminar como líderes, mas los ingleses fallaron en coronaron el C y terminaron segundos.
La reprimenda: un duelo no pactado entre ambos, partido que dejará en el camino a una de dos selecciones con el título de favoritas.
Como es lógico, la FIFA acomoda sus torneos para los principales equipos no se vean las caras sino hasta más adelante, una razón que responde a muchos factores: el interés que despierta cada equipo, lo atractivo del duelo y, desde luego, el factor económico, entre otras.
El “error” de Inglaterra supondrá entonces que dos campeones del mundo se vean las caras apenas en la segunda ronda. Una repetición de la final de Inglaterra 1966, que a la postre le dio a los ingleses su primer y único título mundial.
Además del mencionado, el duelo tiene otros tres capítulos en Copas del Mundo. En México 1970, los alemanes tuvieron su revancha con una victoria 3-2, en el tiempo extra de la fase de cuartos de final.
Luego llegaron los empates, primero en España 1982 (0-0 en la segunda ronda) y después Italia 1990, con el empate 1-1 en semifinales, un juego que se decidió por penales a favor de los germanos, los futuros campeones al término del torneo.
Como dato curioso y exceptuando México 1970, en las otras tres oportunidades que ambas selecciones se han visto las caras alguno de los dos ha llegado a la final.
El partido se jugará el próximo domingo en Bloemfontein, a las 8 a. m. (hora de Costa Rica).
Pero el choque entre ingleses y alemanes aún no goza de exclusividad como el más atractivo de los partidos en la ronda de octavos.
Todavía queda por definirse la suerte de los grupos G y H, desenlace que podría deparar otra final adelantada: Brasil-España.
Si los suramericanos no rescatan al menos el empate ante Portugal, o España cae ante Chile, podría darse el cruce entre ambos en la siguiente ronda. Todo está en que uno termine primero y otro segundo para adelantar la que muchos esperan –o esperaban–, sea la final del Mundial Sudáfrica 2010.