Hoy hace 50 años Alí ganó su primer oro

La legenda del boxeo conquistó en Italia su primera medalla con apenas 18 años

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Madrid Tenía 18 años y ya se proclamaba campeón olímpico de los semipesados, en una etapa de su vida en la que se llamaba Cassius Clay, un estadounidense negro de contagiosa sonrisa, al que le gustaba bailar en el ring con un desconcertante juego de piernas.

Ocurrió hace 50 años, el 5 de setiembre de 1960, en los Juegos Olímpicos de Roma. El chico de Louisville tenía delante al polaco Zbigniew Pietrzykowski, después de vencer al belga Yan Becaus, al ruso Gennady Shatkov, oro en los pesos medios en Melbourne 1956, y al australiano Tony Madigan.

A sus 25 años, Zigzy no era ninguna perita en dulce. Tres veces campeón europeo, el púgil polaco acumulaba 231 peleas en su palmarés. Había ganado también el bronce en Melbourne, en los súper welter. Era rocoso y conocedor de todos los trucos del pugilismo. Temía al joven Clay, que sumaba 100 victorias y cinco derrotas, pero apostaba por resistir y vencer. No le bastó.

En su libro sobre los Juegos Olímpicos, David Wallechinski cuenta cómo fue la pelea: “Clay se pasó los dos primeros asaltos tratando de evitar ágilmente todos los intentos de Pietrzykowski de golpearle. Luego, en el tercer asalto, arrolló a su rival para ganar por decisión clara y unánime” .

Por cierto, en ese último asalto, la grabación muestra el juego de piernas enloquecido que hizo popular más adelante al flamante campeón olímpico.

En la conferencia de prensa posterior, Clay respondió a un periodista soviético que le preguntó que le parecía, como negro que era, que en su país no le permitían comer en determinados restaurantes.

“América es el país más grande del mundo y en lo que se refiere a los sitios donde yo no puedo comer, tengo un montón donde sí puedo, hay más sitios donde puedo que donde no puedo ” , contestó.

Clay, que no se quitaba la medalla ni para dormir, fue recibido como un héroe, pero no tardó en comprobar que tenía menos sitios donde comer de los que creía.

En su biografía, El más grande”, el boxeador cuenta que él y su amigo, Ronnie King, pararon un día en un restaurante sólo para blancos y pidieron dos hamburguesas. La camarera se negó a servirles. “Yo soy Cassius Clay, el campeón olímpico” , clamó, pero la decisión de los propietarios no cambió. Tremendamente decepcionado arrojó la medalla al río Ohio.

En Atlanta 1996 se le entregó una nueva presea de oro, en recuerdo de aquella que arrojó después de comprobar que la vida para un negro en el Estados Unidos de entonces no era nada fácil, ni siquiera para un campeón olímpico.