Hacer un Ironman sin reloj: la ‘mala suerte’ que triatleta tico convirtió en ventaja

Carlos Moncada compitió el domingo en el Ironman de Cozumel, en México, y concluyó en el tercer puesto de su categoría (35-39 años)

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El reloj se convirtió en uno de los aliados casi que infaltables para los triatletas. Salir a correr, a hacer ciclismo e incluso entrenar natación requiere de accesorios predilectos; este es uno de ellos.

Y si se trata de competir, gana relevancia. Hacerlo sin reloj pondría nervioso a cualquiera o significa una pésima noticia, capaz de echar a perder todo el trabajo.

Algunos atletas lo han probado por decisión, Carlos Moncada lo hizo así una vez, pero el domingo anterior no formaba parte de sus planes.

El costarricense viajó a Cozumel para agregar otro Ironman a sus 13 anteriores y culminó tercero de su categoría (35-39 años), con el boleto al Mundial de Ironman de Kona, Hawái.

Pero antes de cruzar la meta vivió todo tipo de vicisitudes que bien pudieron jugar en contra, pero Macho, como le llaman, evidenció su experiencia y mente fuerte.

Quedarse sin reloj no fue la primera. Desde que salió de Costa Rica el viaje fue poco fluido, empezando porque el jueves llegó tarde a Playas del Carmen, desde donde sale el ferry, que por cierto, ese día estaba cerrado.

Esperó hasta el viernes, pero por las condiciones climáticas los suspendieron.

“Había un colapso, no podíamos salir de ahí y todo mundo estaba como loco. Pudimos salir en helicóptero para recoger el paquete de competencia y nos mandaron la bicicleta al día siguiente al mediodía. La alisté y dio tiempo de dejarla en el puesto de transición”, contó.

El domingo en la mañana tuvo la sorpresa de que el reloj no cargó durante la noche. Oficialmente sería su primer full Ironman sin ese accesorio, aunque ya lo había hecho en un 70.3 y recordó esas sensaciones.

“Lo tomé de forma positiva, era un mensaje de arriba, me fui sin reloj, con tranquilidad, con mucha paz y a disfrutar el evento. Me fui por puras sensaciones. Me salió bien, a veces creo que ponerse tantas herramientas y relojes son bloqueos que te hacen ir más lento o más rápido de lo que debés ir”.

Su conocimiento sobre la isla, donde tiene la mejor marca de un costarricense en Ironman (9:01:33) fue un factor determinante.

“Para muchos, eso o muchas cosas que pasaron pueden ser una tragedia, pero es lo bonito de todo, la experiencia y cómo canalizarlo, porque mentalmente te podés bloquear”.

Como una costumbre, Macho también tendía a mirarse la mano, pero conforme pasaron el tiempo y los kilómetros se fue enfocando en otras circunstancias más importantes, como la comida, hidratación y las sensaciones.

“Sirve para aprovechar el ambiente, el lugar, vivir la experiencia un poquito más, salirse un poco de la parte mecánica y dejarte llevar; eso es muy importante. Más bien se libera estrés”, añade.

Eso no quiere decir que sea sencillo. De hecho recomienda hacerlo por elección solo si hay suficiente experiencia.

A él le permitió sobrellevar una crisis durante las 9 horas, 18 minutos y 57 segundos de competencia.

“Después de esa crisis (en la etapa de bicicleta), me concentré más en mis sensaciones, de volver a recuperar, de ver qué estaba pasando en la alimentación. Empecé a canalizar todo para la carrera”.

Moncada es uno de los triatletas costarricenses de larga distancia más persistentes de los últimos años.

Aunque no se trata de una profesión, la toma como tal. Por eso quiso aprovechar el evento en un 2020 en el que pensó sería imposible competir.

“Nadie me está pidiendo resultados, aunque hay patrocinadores de por medio que me apoyan y me debo a ellos. Y también es un chip competitivo que traigo adentro y esto me hace retarme, no solo como objetivo deportivo sino de la vida misma. Veo el Ironman como la vida en sí”, finalizó.