El fútbol femenino ha cambiado mucho desde que se empezó a practicar en Inglaterra durante la I Guerra Mundial, cuando los hombres luchaban en las trincheras y las mujeres trabajaban en las fábricas y jugaban en los equipos de estas.
“Desarrollar el juego, llegarle al mundo y construir un mejor mañana”, esa es la consigna del plan de los próximos tres años de la FIFA, con respecto al desarrollo del fútbol femenino.
Entre los principales objetivos del programa del organismo internacional está promover las competiciones en cada país asociado, así como la asistencia en la formación y preparación de jugadoras, directoras técnicas y árbitras.
Ha sido un crecimiento paulatino desde que Joao Havelange, presidente de la FIFA en 1989 fomentó el primer mundial femenino en China, que se realizó en 1991 con la participación de 12 selecciones.
En 1996, el fútbol femenino se agregó al plan de los Juegos Olímpicos de Atlanta, Estados Unidos.
Con respecto a las competiciones juveniles fue en el 2002 que se realizó el primer mundial Sub-20, celebrado en Canadá. En el 2008 se instauró la categoría Sub-17, este se llevo a cabo en Nueva Zelanda.
Más chances. Según estadísticas de la FIFA, el crecimiento de este deporte ha sido predominante, hoy existen 40 millones de mujeres inscritas en todo el mundo.
Una de las claves de este emprendiemiento es la integración de mujeres en cargos estratégicos del órgano rector internacional
Con Moya Dodd, Sonia Bien-Aime y Lydia Nsekera, quienes eran jugadoras profesionales y ahora ocupan un puesto en el comité ejecutivo de la FIFA.
Con respecto a la integración de este modalidad, Costa Rica no se ha quedado atrás: el país cuenta con una federación formalizada, torneos de la Primera y la Segunda División.
“Estoy feliz por el fútbol femenino, que ha hecho muchos progresos en el mundo; sin embargo, aquí en Costa Rica, aún tenemos que mejorar muchas cosas en materia de gestión para que las jugadoras ticas puedas verdaderamente explotar su talento”, destacó la entrenadora de fútbol Karla Alemán.