Ezequiel Obando: El escultor de los campeones pelea su round más difícil

El entrenador de los campeones mundiales Hanna Gabriel y Bryan Vásquez lleva nueve meses entre operaciones y quimioterapia

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Río Segundo de Alajuela. Hace nueve meses Ezequiel Obando recibió el golpe más fuerte en su vida.

Un fuerte dolor de estómago se fue haciendo cada vez más intenso hasta que acabó con el hallazgo de un cáncer de colón.

Un golpe que no pudo ver. Directo al mentón y tumbado a la lona.

Pero los boxeadores se levantan y continúan, son guerreros y una vida completamente vinculada a este deporte lo pone aún más largo de querer rendirse.

Obando tiene 61 años, nació en Corralillo de Nicoya y es el escultor de campeones del boxeo como matchmaker , es decir, tiene la última palabra de ante quién pelea cada uno de sus pupilos.

Por sus ojos pasaron Hanna Gabriel y Bryan Tiquito Vásquez, únicos campeones mundiales registrados como “made in Costa Rica”.

Fiel a la idea de que el boxeo se maneja “con la mente y no con el músculo”, Obando se sube al cuadrilátero todos los días para luchar contra su enfermedad.

“El día que me dieron la noticia no me desanimé, al contrario, traté de buscar ayuda inmediatamente y estoy aquí todavía con el deseo de hacerlo todo igual”, afirma entre golpes a la pera y campanadas del gimnasio Fite Nite.

Y es que, estar al lado del ring es su pasión, pues pese a que ahora sus movimientos son más lentos por precaución, aún se las ingenia para manoplar con sus aprendices.

“Esto es una costumbre, una devoción y respeto a lo que uno sabe, uno siempre tiene que estar en lo mismo. A mí me ayuda a mi mal, me hace olvidarme, porque sea como sea cuando te diagnostican un mal severo, eso consume mucho.

“Yo he visto en estos nueve meses que he estado con esto, a gente que solamente pasa pensando en esto y no se distrae para salir adelante”, mencionó Obando.

Supervisor. Ezequiel afirma que durante las operaciones hubo una vez que casi se “va”, pues se le contaminó el cuerpo y estuvo 12 días con su herida abierta, pero aún así el miedo nunca existió.

“No le temo a la muerte. Yo fui operado del colon y en el proceso se me contaminó el sistema, así que estuve 12 días abierto. Cuando llevaba tres meses hice cuentas y ya habían muerto como 40 personas en accidentes, por eso no me asusta la muerte. Si el hombre (Dios) le dice a uno que ya, es ya. Hoy podés estar aquí, mañana no sabemos...”

Eso sí, el escultor de campeones sabe que la enfermedad lo puede poner contra las cuerdas en cualquier momento y el día en que ya no pueda asistir al gimnasio, lo dejará sin pensarlo pues su salud está por encima de todas las cosas.

“Si no fuera por mi salud, yo tengo para rato. Yo no hago fuerza, sino que lo mío es la inteligencia en el boxeo y esa la tengo en la cabeza”, añadió mientras supervisa cada movimiento de los que podrían ser próximamente una nueva camada de campeones.