Equipo holandés anda a doble motor

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Arjen Robben y Wesley Sneijder solo pudieron jugar 17 minutos juntos en la fase de grupos del Mundial debido a una lesión del primero.

Fue en la tercera jornada ante Camerún, en la cual Robben entró de cambio al 73’, para tomar ritmo.

Ese día de inmediato se notó el impacto de sumar sus fuerzas.

Un par de llegadas de gol, más velocidad, control, desequilibrio y un tiro al palo lo denotaron.

Ayer ante Eslovaquia ambos salieron de arranque con la intención de darle a Holanda lo que le había faltado a través de los tres juegos previos del Mundial: lujo.

Sin duda, la participación de Robben eleva el rango de posibilidades de Sneijder, porque a los 18’, del pie del segundo salió un pelotazo quirúrgico desde 50 metros.

En ese toque le midió la velocidad a Robben, quien llegó a la pelota, con gran habilidad sacó las marcas que quedaban y anotó.

Un contragolpe de libro.

Sin embargo, a lo largo del juego siguieron combinándose. Uno desde el centro del campo como el cerebro; el otro, desde las puntas como brazo ejecutor. O pie, en este caso.

Los rumores dicen que no son siquiera amigos, empero, en la cancha se entienden a la perfección.

De por sí, Holanda no llegó a Sudáfrica a ser un ejemplo de familia, sino para ser campeón del planeta

La Naranja Mecánica vuela a dos motores, que cuando aceleran son sinónimo de peligro.