A poco menos de cuatro meses para que la Vuelta a Costa Rica sume una edición más en su historia, la confirmación de un sexto dopado en su pelotón cae como un balde de agua fría para las opciones ticas al título.
El mejor costarricense del giro del 2012 estará ahora dos años lejos de los pedales; esto es, al menos, dos ediciones de la prueba.
El JPS-Giant se queda sin su segundo hombre fuerte para la mayor de las carreras de ruta en el país, el mismo que relevó a Juan Carlos Rojas cuando el infortunio lo sacó de carrera hace un año.
Aún así, los chanceros están lejos de ser la agrupación más afectada por el largo y temido brazo del dopaje en lo que va de este año.
BCR-Pizza Hut perdió tres titulares de la edición pasada, uno de ellos su figura de mayor proyección (Pablo Mudarra) y otro la de mayor experiencia (Paulo Vargas).
Los pizzeros tendrán que volver a empezar a buscar en su cantera para retomar un proceso que nuevamente se ve golpeado por el dopaje (ya habían perdido a Eddier Godínez hace un año), con todo y la incertidumbre del futuro que tendrá una de las formaciones más tradicionales del ciclismo tico.
El Coronado-Hotel Los Lagos, con su propia historia de lucha en la prueba, se quedó un año sin Marco Salas, el conocido Taz que a falta de un cambio en su pena tampoco estará para esta edición.
Tampoco volverá a verse a Steven Villabos, una joven promesa que no soportó la tentación de una disciplina demasiado viciada y que ahora deberá hacer su vida lejos del ciclismo y cualquier otro deporte.
Y falta Enrique Artavia (Coopenae-Movistar-Economy), a quien el panorama parece sonreírle pero que a falta de un veredicto oficial todavía no puede cantar victoria.
Así, la Vuelta a Costa Rica y el ciclismo tico pierden mucho más que nombres, son figuras que pudieron defender su orgullo.