Un sabor agridulce quedó ayer en las filas de Movistar Team, debido a la fuerte caída que sufrió el colombiano Nairo Quintana en la décima etapa de la Vuelta a España.
Pero en el equipo de Andrey Amador nadie tira la toalla.
Nairo era el líder general de la prueba y por eso fue el último en tomar la partida en la contrarreloj individual (CRI) de 36,7 kilómetros entre Real Monasterio de Santa María de Veruela y Borja.
Cuando afrontaba el comienzo del descenso, en el alto del Moncayo, vino el infortunio.
Nairo cedió 4:07 con respecto al ganador de la cronometrada, Tony Martin (Omega Pharma Quick Step), quien se impuso con 47:02.
“Lo que le pasó a Nairo me duele más que si me hubiese caído yo, pero no pasa nada. Esto también es parte del ciclismo y todavía queda mucho por delante”, afirmó Andrey Amador, contrariado por ver lo que le pasó a Quintana.
Amador dice que este deporte es agradecido y que para la magnitud de la caída, Nairo topó con suerte.
“Al final no se hizo nada, solo algunos golpes, por dicha”, destacó.
En la fracción, el costarricense cumplió lo que había dicho durante el lunes de descanso y ayer efectuó la contrarreloj a un 70% de su capacidad, ahorrando fuerzas.
Amador se ubicó en la posición 166 de la etapa, a 6:20 de Tony Martin, quien es tricampeón mundial de la especialidad.
Alberto Contador (Tinkoff Saxo) asumió el liderato general con un acumulado de 36:45:49.
“Nadie podía imaginar que esté ahora con el maillot rojo”, afirmó Contador en rueda de prensa.
Ni siquiera él mismo, porque en el pasado Tour de Francia se fracturó la tibia derecha y había descartado su presencia en la Vuelta.
Movistar Team no desiste en la lucha y Alejandro Valverde presiona con fuerza desde el segundo cajón de la general, a 27 segundos del Pistolero, nativo de Pinto.
Nairo Quintana, quien ahora aparece en el puesto 11 de la general, a 3:25 de Alberto Contador, asegura que le echará una mano a Valverde y que, de paso, a lo menos que aspira es finalizar en el podio.
Hoy se corre la undécima etapa, con 153,4 kilómetros entre Pamplona y el Santuario de San Miguel de Aralar. Un día de montaña.