Antes del Showtime, de la leyenda y de que los Lakers fueran el gran equipo de Los Ángeles...
El equipo dorado y púrpura vivió una oscura época en la que no eran tan querido en California y solo tenía el polvo de los trofeos ganados en Mineápolis. Pasaron más de una década en Los Angeles sin conseguir el título.
Entonces llegó, en la temporada 1971-1972, la seguidilla de 33 triunfos que los metió en la historia del deporte estadounidense como el equipo que más partidos ha ganado en fila. Siguió el campeonato y la leyenda.
Irónicamente, todo inició con el arribo de una gloria del que empezaba a ser el archirrival angelino, los Celtics. Bill Sharman empezó su carrera como entrenador de la NBA revolucionando la historia de los Lakers.
Lo primero que hizo fue modificar el estilo de juego de Wilt Chamberlain. Acostumbrado al espectáculo, el hombre que una vez anotó 100 puntos en un solo partido, aceptó ponerse el overall de defensa.
Además de Chamberlain, aquel equipo contaba en el armador Gail Goodrich con su mejor anotador y en el alero Jerry West con una fuerza indetenible.
El resultado: una máquina de baloncesto que arrolló a los Knicks en las finales.
Chamberlain, West, Goodrich y Sharman están en el Salón de la Fama del Baloncesto. También Pat Riley, quien jugó con aquel mágico equipo, para luego hacer una gran carrera como entrenador y ahora gerente del Heat.